Me hago eco de un escrito del senador jelkide Iñaki Anasagasti cuando nos cuenta como el pasado domingo 23 se cumplieron treinta y tres años del conocido como 23-F, de aquella inmensa chapuza donde se dieron la mano dos ambiciones. La de los militares y guardias civiles cuarteleramente golpistas y la de un rey obsesionado por aupar al general Alfonso Armada, su antiguo preceptor, como presidente de un extraño gobierno de militares, civiles y gentes varias conjuradas para echar atrás el incipiente estado autonómico pactado por el presidente Suárez con los nacionalistas vascos y catalanes. A esto se le unía la locura de una ETA que el año anterior había matado a 118 personas.
Aquel estúpido sainete que dio la vuelta al mundo por su cutrez, su guardia civil con tricornio y mostachos gritando "¡Todo el mundo al suelo!" lo quiso recordar hace 3 años el presidente del Congreso José Bono, a su manera, es decir llevando al responsable de aquel fracaso, el rey, y a los diputados sobrevivientes de aquella noche aciaga, como atrezzo para poder soltar él una de esas patrióticas soflamas, ya que el hombre era secretario de la Mesa en aquella oportunidad.
A mí me preguntaron qué me parecía que organizaran semejante sarao y les dije que en lugar de gastar luz y taquígrafos, investigaran de verdad que ocurrió y sobre todo la implicación de un rey que harto de Suárez le presionó para que dimitiera y le puenteó todo lo que pudo ante su negativa de nombrar al general Armada segundo jefe de estado mayor del Ejército para, desde allí, acceder, cómodamente a la operación puesta en marcha que consistía en quitarle a Suárez y poner al frente del Gobierno al famoso "elefante blanco" que no era más que éste general que posteriormente cultivó camelias en Galicia. El 22 de octubre del año anterior se había celebrado en Lleida una reunión en casa de su alcalde, donde asistieron representantes de varios partidos entre ellos el bocazas de Enrique Múgica que a la sazón era el presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, además del general Armada. En este conciliábulo se diseñó el golpe blando contra Suárez, que consistiría en una moción de censura contra el presidente por parte del PSOE que sería apoyada por los suficientes diputados de UCD que previamente se comprometerían por escrito. Como resultado de la misma se formaría un gobierno de concentración que presidiría Armada, hombre "independiente" no vinculado a ningún partido y apoyado por el rey, con quien tenía una estrechísima relación. Esta operación se urdió como plan B en el caso de que Suárez no aceptase dimitir, tal y como estaba previsto le pediría el rey.
Por supuesto Suárez conocía la jugada y la deslealtad del Borbón por lo que se oponía al nombramiento del General Armada como segundo jefe de estado mayor y, adelantándose a todas estas maniobras, fue cuando dimitió el 29 de enero. El día de la dimisión, Sabino Fernández Campo había ido al Palacio de la Moncloa y tras leer el texto de la renuncia le pidió a Suárez que nombrara al rey, ya que Suárez no lo hacía en su despedida. Debía darle las gracias a su entrometida Majestad. Pero solo lo hizo una vez.
El 5 de febrero, estando el gobierno en funciones, el presionado ministro de defensa Agustín Rodríguez Sahagún, nombró al general Armada, que era lo que quería el maniobrero Borbón, segundo jefe del estado mayor lo que le colocaba en el sitio idóneo para presidir el gobierno de concentración que buscaba el inquilino de La Zarzuela. Armada recibió la felicitación inmediata del rey, que le llamó desde el aeropuerto de Barajas, mientras esperaba se abriera el de Foronda, cerrado por mal tiempo, ya que iba a realizar su primera visita oficial a Euzkadi. En ese viaje tuvo lugar el incidente en la Casa de Juntas de Gernika con los junteros de HB. A raíz de ese hecho en Baqueira así como por teléfono, Juan Carlos mantuvo estrecha relación con el general Armada de tal forma que cuando se produjo el incidente del Congreso el 23-F, lo primero que buscó Armada es poder acudir a La Zarzuela. Lógico. Lo tenían muy hablado.
Pero quien frustró toda aquella ópera bufa fue Tejero con su irrupción alocada, y antiestética, su esperpento, sus gritos, y el secuestro del Congreso en la votación a Leopoldo Calvo Sotelo como presidente. Ante aquel espectáculo no les quedó más remedio que recular y el "elefante blanco" a pesar de sus intentos, acabó detenido y el rey, de madrugada, no inmediatamente, leyendo aquel mensaje que nos lo han puesto hasta la saciedad como la gran prueba de que nos salvó de una dictadura cuando su ligereza, su frivolidad, su enfrentamiento con Suárez, su borboneo, habían llevado al país a semejante situación de crisis.
Confío en que alguien ponga en cuestión aquella farsa este domingo tras escuchar las falsedades de un rey que encima el muy Borbón se ha llegado a creer que nos salvó de Tejero, gracias al Grupo Prisa, al PSOE y a todos los áulicos que a todas horas conectan el botafumeiro para decir "urbi et orbi" lo demócrata que es éste gran culpable de aquel hecho incluso con una mayor responsabilidad, aún, que la de su cuñado Constantino de Grecia porque aquel se vio arrastrado por el golpe de los coroneles y sin embargo Juan Carlos de Borbón fue el máximo responsable de que aquellos militarotes franquistas se levantaran todos en su nombre. Y eso aún no ha sido investigado.
Algo ha escrito tibiamente Javier Cercás en su libro y bastante dice Jesús Palacios en su obra, pero faltan las memorias de Fernández Campo y de quienes estuvieron en aquella conspiración para que conozcamos más detalles, de aquel golpe cuya primera víctima fue el estado autonómico ya que de allí surgió la LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico), firmada entre la UCD y el PSOE. ¡Qué casualidad!.
No olvido lo que me dijo Antonio Carro, ministro de la presidencia con Franco y Arias Navarro, en una recepción en la que estaba el rey. "Criticaba tanto a los políticos que el general Armada, hombre de su más cercana confianza, se creyó en la obligación de acabar con aquella plaga de un plumazo. El famoso golpe de timón". Dicho por un hombre de la confianza de Carrero Blanco fue lo que me dio la pista para ir conociendo la mentira del "rey salvador de la democracia" toda una patraña que al final se ha consolidado como una verdad eterna, cuando es diametralmente todo lo contrario.
En definitiva, aquella Operación Armada comienza a quebrarse por un problema de estética, una operación que se suponía palaciega no podía incluir aquellos gritos, aquellos empujones a un hombre, teniente general, ya mayor, al que ni siquiera se derriba y, sobre todo, aquellos disparos… Ésa no era una imagen aceptable para que nadie se prestara a liderarla.
Es cierto que durante la causa, inútilmente, los abogados defensores y los encausados intentaron demostrar que el rey era responsable título que, no por casualidad, da Pardo Zancada a su libro sobre el tema- el rey es “la pieza que falta” en el puzle del golpe.
La investigación judicial del 23-F distó mucho de ser ejemplar. Y, sin duda, en ello tuvo que ver no poco aquella decisión que se tomó en los días inmediatamente siguientes al fracasado golpe: implicar al menor número de militares posible y a ningún civil, como si nunca hubiera habido otra trama civil que la que representaba el falangista García Carrés en absoluta soledad.
Cuando en marzo de 1981 se inicia el juicio por el golpe de Estado de Tejero, Milans del Bosch y compañía, el general Fernández Campo hace esfuerzos denodados para que el Rey no tenga que declarar ante los jueces. Sabino convenció a los funcionarios y a los más altos representantes de las instituciones del Estado de la inconveniencia de tal acto, especialmente porque la defensa de los militares acusados de perpetrar el golpe defendían que los encausados habían actuado “por obediencia al Rey”. La mayoría de los abogados defensores eran de la opinión que Juan Carlos declarara aunque lo hiciera por escrito. Sabino se ofreció a hacerlo por el Monarca. Ello no fue óbice para que los militares de más alta graduación -a excepción de Armada- declararan que el Rey estaba informado de la ejecución del golpe y que, incluso, llegó a participar en su elaboración. Al tiempo que declaraba, Fernández Campo llevó a cabo una intensa política de protección del Rey, entrevistándose con los directores de los medios y los columnistas de primera línea para que evitaran cualquier referencia al Rey.
Cuando el 3 de junio de 1982 se dio a conocer la sentencia del 23-F había desaparecido cualquier referencia al Monarca. La labor de Sabino Fernández Campo había dado sus frutos. El general apareció citado en lugar del Rey en alguna de las actas del juicio. Parecía que, durante aquellas horas intensas para la historia del estado español, el Rey no hubiese desempeñado ningún papel.
Atentos pues a estos días mentirosos. Será un ejemplo más de la mentira y la manipulación al servicio de un rey puesto allí por el general Franco y mantenido por la derecha y el PSOE.
OPINIÓN POLÍTICA LOCAL, NACIONAL, REGIONAL, ESTATAL E INTERNACIONAL. EL UNIVERSO DE HERGÉ: TINTÍN. ATHLETIC CLUB DE BILBAO: OPINIÓN. ACTUALIDAD. MISCELÁNEA. HISTORIA. CIENCIA POLÍTICA. SOCIEDAD. COSAS DE BILBAO. COLABORACIONES. LIBROS. CINE Y MÁS.....
Ongi Etorri - Bienvenue - Bienvenido - Welcome - Benvingut - Benvido -Benveniu - Benvenuto - Willkommen - Boa Vinda - Yookoso - Karibu - الصحة - Bine ai Venit - Bem Vindo - Välkommen - Velkommen - Irashai - Добро - пожаловать - Welkom - Välkommen - רוך הבא/ ברוכה הבאה/ ברוכים הבאים - Καλώς ήρθες - Vítejte - Dobrodošli - Fáilte, Tá fáilte romhat - स्वागत - خوش آمدی! / خوش آمدید! - Deuit mad deoc'h - Wolkom - Ласкаво просимо - ยินดีต้อนรับ - Kaj Bonvenon Ankaŭ - Fiţi bineveniţi - Witaj - Tervetuloa.
miércoles, 26 de febrero de 2014
martes, 25 de febrero de 2014
La culpa fue del pintor (Artículo de Opinión en "vientodelnorte" de eldiarionorte.es/eldiario.es)
Yo no hablo de quemar cuadros ni placas ni documentos. La historia está para recordarla ya que, como se suele decir, si se olvida podemos caer en el humano error de reproducirla.
Viendo la resolución adoptada sobre el qué hacer con los retratos de alcaldes Franquistas que aún se exhiben en una suerte de "Galería" en una zona tan "noble" como lo puede ser el acceso a la Alcadía del Ayuntamiento de Bilbao, estoy empezando a convencerme de que el "problema" nos lo creó el pintor de los mismos.
Si hubiera pintado a Lequerica con la Cruz de Hierro que le dieron los nazis por haber sido embajador en Vichy y perseguidor de republicanos y nacionalistas (El President Companys, por medio del policía Urraca, o el mismísimo Lehendakari Aguirre), o si hubiese retratado al purgador de funcionarios del Ayuntamiento de Bilbao, Areilza, levantando el brazo derecho en el Carlton, o le hubiese retratado pronunciando su discurso en el Coliseo Albia (que costó la vida a centenares de Gudaris y Milicianos)... quizás Azkuna no se atrevería a mantenerlos colgados. El culpable es, pues, el pintor. Lo tengo claro.
Hay una Ley de 26 de diciembre de 2007 que es muy clara. Clarísima. La misma la ha de observar, de forma muy especial, quién ha jurado o prometido (no lo sé) cumplirla y hacerla cumplir.
Hay, además, un pronunciamiento de la Comisión Técnica creada por mandato parlamentario para dar cumplimiento a esa Ley y en al respecto recomienda a los Ayuntamientos vascos lo siguiente:
1- Si los cuadros se encontrasen en lugares destacados como salones de plenos, alcaldías, presidencias, etc. deberán ser retirados.
2- Si por razones históricas o artísticas se decidiese su mantenimiento en algún lugar a la vista del público, debería colocarse una placa explicativa objetiva en la que se informase que se trata de una persona que ocupó, de manera ilegítima, un cargo público en época de la dictadura franquita.
El alcalde Azkuna declaró que sólo quitaría esos retratos si un juez se lo ordenaba. En realidad no sé por qué mi conocido, compañero de tertulias, colega y, a la sazón Fiscal Superior del País Vasco ha optado por mirar para otro lado. Creo que es su obligación (y va en su sueldo) recordar al Primer Edil de la Villa de Bilbao que tiene que cumplir esa Ley al pie de la letra.
La Medalla de Oro otorgada a Franco en enero de 1938 y su nombramiento como Alcalde de Honor Franco nada tiene que ver con retratos, y ahí sigue sin revocarse. Y no sólo la medalla de Franco, sino otras "medallitas" otorgadas por Ayuntamientos franquistas a militares, falangistas y delatores varios.
Un Paseo (que no existía en la negra etapa Franquista en el Ayuntamiento de Bilbao) tampoco tiene nada que ver con un retrato. Rafael Sánchez Mazas, que ni nació ni vivió en Bilbao más que apenas 3 años, dispone de su propio lugar en el nomenclátor de la Villa. Un ministro Franquista, cofundador de la Falange y autor de algo tan edificante -como facha y chabacano- como los versos del "Cara al Sol" o el "Arriba España".
Esto atenta frontalmente con lo dispuesto en la Ley de Memoria Histórica en su artículo 15.1, Ley que, en teoría, el alcalde de Bilbao ha de cumplir y mucho me temo que no está por la labor. Así, porque se le ha antojado al 'alkate'.
Como nacionalista vasco que soy he de decir que todo esto es desolador. El Partido Nacionalista Vasco siempre ha defendido la misma postura sin matices. Diputados, senadores, parlamentarios, junteros y ediles han defendido siempre la retirada de éste tipo de simbología. Cuando digo sin matices quiero decir sin matices.
Yo no hablo de quemar cuadros ni placas ni documentos. La historia está para recordarla ya que, como se suele decir, si se olvida podemos caer en el humano error de reproducirla.
Esos retratos, esas placas de calles o paseos, y todo vestigio de esa macabra etapa es historia. Historia impuesta, pero historia. De ahí que, perfectamente, desde el Ayuntamiento de Bilbao, se podría habilitar una sala o local (como así se establece de forma legal) para exponer toda esa auténtica mierda enmarcada. El término es duro, lo sé, pero, a quienes llegaron a llamar "ratas" a nuestros antepasados no se les puede llamar otra cosa que lo que fueron: Mierdas. Sí, mierdas.
En tanto en cuanto, y mientras se habilita esa especie de "Sala de los Horrores", que cautelarmente, quiten esa simbología de ahí. No hace falta encargar (y pagar a escote) absurdos Informes a la Universidad Pública Vasca. Es más sencillo que todo eso: Un simple Informe de los propios Servicios Jurídicos municipales lo hubiese aclarado. Y grátis ya que se va en sus nóminas de funcionarios.
Quizás, quién embrionó la citada Universidad no tenga una simple estatua en Bilbao porque el alcalde Azkuna argumenta, o bien, que no hay dinero, o que el Lehendakari Leizaola era donostiarra y "que le pongan la estatua en Donostia". Suficiente con una "callecita". Y contentos. Si el "Alkate" se "esmera" un poco más, le pone un cantón. Eso sí, Rafael Sánchez Mazas, madrileño, cuenta con su bonito paseo en el "Parque de los patos". Curioso.
Yo no soy de Bildu. Soy un afiliado de base de EAJ/PNV. Sin cargo alguno (ni público ni interno) luego, según el criterio de Azkuna, y por antecedentes familiares, si podría darle lecciones de democracia. El portavoz socialista de Bilbao acertó diciendo que éllos han sufrido a ETA como padecieron el Franquismo. También opta por la retirada de esos retratos. En realidad, vistas diferentes encuestas, más de tres cuartos de la población así lo solicitamos.
No voy a entrar el oportunismo de EH-Bildu, que lo es, pero hasta les podría adelantar. Solicitan para el próximo Pleno (porque éste "affaire" llega a Pleno al no haber obtenido consenso en la correspondiente Comisión) una votación nominal con la intención de "retratar" a cada uno de l@s ediles. Yo voy más lejos. De ahí que les "adelante": Solicitaría libertad de voto y votación secreta con urna y papeleta. Cambiaría diametralmente la "película". Ya lo creo que sí.
El Partido Nacionalista Vasco, como tal, y sus cargos electos se han partido el pecho por defender la Ley de Memoria Histórica. En los Ayuntamientos, el las Juntas Generales, en el Parlamento Vasco, en el Congreso en el Senado...
Basta ya de antojos y de caprichitos. Basta ya de humillar a nuestros mayores que, incluso, llegaron a dar su vida por la libertad. Nacionalistas y no nacionalistas.
Si mañana fuese el Alderdi Eguna y repartiesen cartulinas rojas y verdes para que los asistentes que estuviesen a favor de los famosos retratos, calles, escuditos con "pollos" y medallitas levantasen la verde, nos encontraríamos con un hermoso tapiz rojo.
Resumiendo, desde éstas líneas vuelvo a pedir al Alcalde Azkuna (a mi alcalde) que quite esos retratos, que los ponga en otro lado y con placas explicativas; que revoque esos títulos y medallas y que redenomine ese maldito Paseo. Hasta le sugiero un nombre tan aséptico como "Oroimenaren Pasalekua-Paseo de la Memoria".
Y teniendo, pues, claro que la culpa fue del pintor, también siempre he pensado que corregir es de sabios.
Viendo la resolución adoptada sobre el qué hacer con los retratos de alcaldes Franquistas que aún se exhiben en una suerte de "Galería" en una zona tan "noble" como lo puede ser el acceso a la Alcadía del Ayuntamiento de Bilbao, estoy empezando a convencerme de que el "problema" nos lo creó el pintor de los mismos.
Si hubiera pintado a Lequerica con la Cruz de Hierro que le dieron los nazis por haber sido embajador en Vichy y perseguidor de republicanos y nacionalistas (El President Companys, por medio del policía Urraca, o el mismísimo Lehendakari Aguirre), o si hubiese retratado al purgador de funcionarios del Ayuntamiento de Bilbao, Areilza, levantando el brazo derecho en el Carlton, o le hubiese retratado pronunciando su discurso en el Coliseo Albia (que costó la vida a centenares de Gudaris y Milicianos)... quizás Azkuna no se atrevería a mantenerlos colgados. El culpable es, pues, el pintor. Lo tengo claro.
Hay una Ley de 26 de diciembre de 2007 que es muy clara. Clarísima. La misma la ha de observar, de forma muy especial, quién ha jurado o prometido (no lo sé) cumplirla y hacerla cumplir.
Hay, además, un pronunciamiento de la Comisión Técnica creada por mandato parlamentario para dar cumplimiento a esa Ley y en al respecto recomienda a los Ayuntamientos vascos lo siguiente:
1- Si los cuadros se encontrasen en lugares destacados como salones de plenos, alcaldías, presidencias, etc. deberán ser retirados.
2- Si por razones históricas o artísticas se decidiese su mantenimiento en algún lugar a la vista del público, debería colocarse una placa explicativa objetiva en la que se informase que se trata de una persona que ocupó, de manera ilegítima, un cargo público en época de la dictadura franquita.
El alcalde Azkuna declaró que sólo quitaría esos retratos si un juez se lo ordenaba. En realidad no sé por qué mi conocido, compañero de tertulias, colega y, a la sazón Fiscal Superior del País Vasco ha optado por mirar para otro lado. Creo que es su obligación (y va en su sueldo) recordar al Primer Edil de la Villa de Bilbao que tiene que cumplir esa Ley al pie de la letra.
La Medalla de Oro otorgada a Franco en enero de 1938 y su nombramiento como Alcalde de Honor Franco nada tiene que ver con retratos, y ahí sigue sin revocarse. Y no sólo la medalla de Franco, sino otras "medallitas" otorgadas por Ayuntamientos franquistas a militares, falangistas y delatores varios.
Un Paseo (que no existía en la negra etapa Franquista en el Ayuntamiento de Bilbao) tampoco tiene nada que ver con un retrato. Rafael Sánchez Mazas, que ni nació ni vivió en Bilbao más que apenas 3 años, dispone de su propio lugar en el nomenclátor de la Villa. Un ministro Franquista, cofundador de la Falange y autor de algo tan edificante -como facha y chabacano- como los versos del "Cara al Sol" o el "Arriba España".
Esto atenta frontalmente con lo dispuesto en la Ley de Memoria Histórica en su artículo 15.1, Ley que, en teoría, el alcalde de Bilbao ha de cumplir y mucho me temo que no está por la labor. Así, porque se le ha antojado al 'alkate'.
Como nacionalista vasco que soy he de decir que todo esto es desolador. El Partido Nacionalista Vasco siempre ha defendido la misma postura sin matices. Diputados, senadores, parlamentarios, junteros y ediles han defendido siempre la retirada de éste tipo de simbología. Cuando digo sin matices quiero decir sin matices.
Yo no hablo de quemar cuadros ni placas ni documentos. La historia está para recordarla ya que, como se suele decir, si se olvida podemos caer en el humano error de reproducirla.
Esos retratos, esas placas de calles o paseos, y todo vestigio de esa macabra etapa es historia. Historia impuesta, pero historia. De ahí que, perfectamente, desde el Ayuntamiento de Bilbao, se podría habilitar una sala o local (como así se establece de forma legal) para exponer toda esa auténtica mierda enmarcada. El término es duro, lo sé, pero, a quienes llegaron a llamar "ratas" a nuestros antepasados no se les puede llamar otra cosa que lo que fueron: Mierdas. Sí, mierdas.
En tanto en cuanto, y mientras se habilita esa especie de "Sala de los Horrores", que cautelarmente, quiten esa simbología de ahí. No hace falta encargar (y pagar a escote) absurdos Informes a la Universidad Pública Vasca. Es más sencillo que todo eso: Un simple Informe de los propios Servicios Jurídicos municipales lo hubiese aclarado. Y grátis ya que se va en sus nóminas de funcionarios.
Quizás, quién embrionó la citada Universidad no tenga una simple estatua en Bilbao porque el alcalde Azkuna argumenta, o bien, que no hay dinero, o que el Lehendakari Leizaola era donostiarra y "que le pongan la estatua en Donostia". Suficiente con una "callecita". Y contentos. Si el "Alkate" se "esmera" un poco más, le pone un cantón. Eso sí, Rafael Sánchez Mazas, madrileño, cuenta con su bonito paseo en el "Parque de los patos". Curioso.
Yo no soy de Bildu. Soy un afiliado de base de EAJ/PNV. Sin cargo alguno (ni público ni interno) luego, según el criterio de Azkuna, y por antecedentes familiares, si podría darle lecciones de democracia. El portavoz socialista de Bilbao acertó diciendo que éllos han sufrido a ETA como padecieron el Franquismo. También opta por la retirada de esos retratos. En realidad, vistas diferentes encuestas, más de tres cuartos de la población así lo solicitamos.
No voy a entrar el oportunismo de EH-Bildu, que lo es, pero hasta les podría adelantar. Solicitan para el próximo Pleno (porque éste "affaire" llega a Pleno al no haber obtenido consenso en la correspondiente Comisión) una votación nominal con la intención de "retratar" a cada uno de l@s ediles. Yo voy más lejos. De ahí que les "adelante": Solicitaría libertad de voto y votación secreta con urna y papeleta. Cambiaría diametralmente la "película". Ya lo creo que sí.
El Partido Nacionalista Vasco, como tal, y sus cargos electos se han partido el pecho por defender la Ley de Memoria Histórica. En los Ayuntamientos, el las Juntas Generales, en el Parlamento Vasco, en el Congreso en el Senado...
Basta ya de antojos y de caprichitos. Basta ya de humillar a nuestros mayores que, incluso, llegaron a dar su vida por la libertad. Nacionalistas y no nacionalistas.
Si mañana fuese el Alderdi Eguna y repartiesen cartulinas rojas y verdes para que los asistentes que estuviesen a favor de los famosos retratos, calles, escuditos con "pollos" y medallitas levantasen la verde, nos encontraríamos con un hermoso tapiz rojo.
Resumiendo, desde éstas líneas vuelvo a pedir al Alcalde Azkuna (a mi alcalde) que quite esos retratos, que los ponga en otro lado y con placas explicativas; que revoque esos títulos y medallas y que redenomine ese maldito Paseo. Hasta le sugiero un nombre tan aséptico como "Oroimenaren Pasalekua-Paseo de la Memoria".
Y teniendo, pues, claro que la culpa fue del pintor, también siempre he pensado que corregir es de sabios.
lunes, 24 de febrero de 2014
Jesús Palacios ya explicó en 2010 la Operación De Gaulle del 23 F de 1981.
El escritor y periodista presentó su libro sobre los acontecimientos que marcaron el 23 de febrero de 1981. Sus conclusiones inciden en el papel del "autogolpe" dentro del Sistema.
"El 23-F no fue un golpe de involución. No pretendía volver a un régimen de dictadura ni tenía detrás un movimiento corporativo de los militares. Fue un golpe al sistema dentro del propio sistema que pretendía alcanzar un nuevo pacto político, un gobierno de concentración nacional, exceptuando los partidos nacionalistas, para corregir los fallos del sistema de entonces". Esa es la tesis de trabajo de Jesús Palacios, autor de 23-F, el Rey y su secreto (Libros Libres e Intereconomía), que profundiza así en la estela marcada por otra obra anterior suya, publicada una década atrás, 23-F. El golpe del CESID.
Durante la presentación, que elogió el profesor Stanley G. Payne, Palacios insistió en que el 23-F se gestó por parte "desde dentro del Sistema para corregir el Sistema" con los objetivos de "alcazar un nuevo pacto institucional y democrático para reforzar la Corona", debilitada, a su vez, por su estrecha relación con un desgastado Adolfo Suárez. Según el periodista, el Rey fue una figura clave en ese movimiento, pues sin ella "nunca habría habido una operación como el 23-F".
Operación De Gaulle.
Los primeros pasos para lanzarse adelante comenzaron en 1977, según relató Palacios, a través de un modelo diseñado por oficiales de Inteligencia españoles que seguía el trazado para el retorno de Charles de Gaulle en 1958 en una Francia agitada por la Guerra de Argelia. En todo momento contó con beneplácito de las altas instancias, hasta el punto de que el libro coloca en boca del Rey la frase "A mí dádmelo hecho". Fue el propio Antonio Tejero -elegido como chivo expiatorio para propiciar un gobierno de concentración nacional sin presencia nacionalista presidido por el general Alfonso Armada- quien habría echado abajo el golpe al enrocarse en un gobierno militar, de acuerdo con la tesis de Palacios, para quien "la operación se frustró cuando Tejero se negó a dejar entrar a Armada en el Congreso; a partir de ese momento dejó de tener padres". Y fue desactivada por Don Juan Carlos.
El papel del PSOE.
También señaló la actitud del Partido Socialista en aquel momento: "Felipe González y la cúpula del PSOE fueron quienes más avalaron al general Armada en la Operación De Gaulle del 23-F. Apoyaron sin reservas esa operación auspiciada por el general Armada de un gobierno de concentración nacional en el que Felipe González sería el vicepresidente". De ahí entre otras cosas -señala el libro de Palacios- el posterior silencio sobre las actividades del CESID en aquel acontecimiento y el que varios de sus responsables más altos consiguieran desempeñarse puestos de envergaduras durante casi dos décadas.
Para el autor, el 23-F tuvo también "efectos psicológicos", como el fin de la UCD y la llegada al Gobierno del PSOE o la LOAPA, "que se dejaron sentir hasta la llegada de Zapatero".
"El 23-F no fue un golpe de involución. No pretendía volver a un régimen de dictadura ni tenía detrás un movimiento corporativo de los militares. Fue un golpe al sistema dentro del propio sistema que pretendía alcanzar un nuevo pacto político, un gobierno de concentración nacional, exceptuando los partidos nacionalistas, para corregir los fallos del sistema de entonces". Esa es la tesis de trabajo de Jesús Palacios, autor de 23-F, el Rey y su secreto (Libros Libres e Intereconomía), que profundiza así en la estela marcada por otra obra anterior suya, publicada una década atrás, 23-F. El golpe del CESID.
Durante la presentación, que elogió el profesor Stanley G. Payne, Palacios insistió en que el 23-F se gestó por parte "desde dentro del Sistema para corregir el Sistema" con los objetivos de "alcazar un nuevo pacto institucional y democrático para reforzar la Corona", debilitada, a su vez, por su estrecha relación con un desgastado Adolfo Suárez. Según el periodista, el Rey fue una figura clave en ese movimiento, pues sin ella "nunca habría habido una operación como el 23-F".
Operación De Gaulle.
Los primeros pasos para lanzarse adelante comenzaron en 1977, según relató Palacios, a través de un modelo diseñado por oficiales de Inteligencia españoles que seguía el trazado para el retorno de Charles de Gaulle en 1958 en una Francia agitada por la Guerra de Argelia. En todo momento contó con beneplácito de las altas instancias, hasta el punto de que el libro coloca en boca del Rey la frase "A mí dádmelo hecho". Fue el propio Antonio Tejero -elegido como chivo expiatorio para propiciar un gobierno de concentración nacional sin presencia nacionalista presidido por el general Alfonso Armada- quien habría echado abajo el golpe al enrocarse en un gobierno militar, de acuerdo con la tesis de Palacios, para quien "la operación se frustró cuando Tejero se negó a dejar entrar a Armada en el Congreso; a partir de ese momento dejó de tener padres". Y fue desactivada por Don Juan Carlos.
El papel del PSOE.
También señaló la actitud del Partido Socialista en aquel momento: "Felipe González y la cúpula del PSOE fueron quienes más avalaron al general Armada en la Operación De Gaulle del 23-F. Apoyaron sin reservas esa operación auspiciada por el general Armada de un gobierno de concentración nacional en el que Felipe González sería el vicepresidente". De ahí entre otras cosas -señala el libro de Palacios- el posterior silencio sobre las actividades del CESID en aquel acontecimiento y el que varios de sus responsables más altos consiguieran desempeñarse puestos de envergaduras durante casi dos décadas.
Para el autor, el 23-F tuvo también "efectos psicológicos", como el fin de la UCD y la llegada al Gobierno del PSOE o la LOAPA, "que se dejaron sentir hasta la llegada de Zapatero".
sábado, 22 de febrero de 2014
El Gobierno de Cantabria incumple la Ley de Memoria Histórica.
El Gobierno de Cantabria, que preside Ignacio Diego, ha incumplido de forma flagrante la ley de la Memoria histórica al financiar un libro en que se menciona de forma laudatoria a Franco. Una de las imágenes del libro, en que aparece el dictador, fue proyectada en la celebración del Acto del Docente, organizado por la Consejería de Educación del ejecutivo regional para homenajear a los maestros jubilados, y en presencia del presidente Diego y del consejero de Educación, Miguel Ángel Serna.
La denominada Ley de la Memoria Histórica fue aprobada por el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007 y establece distintas medidas para que se lleve a cabo la reparación y reconocimiento de las víctimas de la guerra civil y el franquismo y desparezcan definitivamente todos aquellos elementos conmemorativos de la sublevación militar, la Guerra Civil y la Dictadura. La ley establece claramente la obligación de las instituciones públicas de retirar toda los símbolos de la dictadura franquista como "escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura (…)". Si la ley ordena que desaparezca los elementos de "exaltación" de la Dictadura ya existentes, la aparición de nuevas "exaltaciones", y además sufragadas con dinero público, es absolutamente ilegal. En febrero de 2008 el hoy presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, declaraba: "Yo eliminaría todos los artículos de la ley de memoria histórica que hablan de dar dinero público para recuperar el pasado. No daría ni un solo euro público a esos efectos". Muy posiblemente Rajoy se refería a recuperar el pasado de 'rojos' o 'republicanos', pero no parece que aún si pueda justificarse el poner dinero para recuperar el 'otro' pasado, el franquista.
Con una cantidad no especificada el Gobierno de Cantabria ha colaborado en la edición de un libro sobre la vida de la maestra Aurora Gutiérrez Galante, fallecida en 1979, y que utilizó de regaló a los docentes que se ha jubilado en el curso pasado. Se trata de un libro de gran formato, a todo color y encuadernación de lujo escrito por Pedro Arce, ex concejal del PP en el Ayuntamiento de Santander y ex dirigente de ANPE -el sindicato creado a partir del franquista Sindicato del Magisterio Español- hasta 1999. Gutiérrez Galante fue una maestra que se encargó de los comedores escolares de La Albericia, una actividad que, según el autor del libro, justifica el libro ya que incluso tuvo el reconocimiento de nada menos que “el propio jefe de Estado” (Franco).
Que el Gobierno de Cantabria destine dinero a un libro que no respeta las leyes es un hecho grave, pero más aún la apología del franquismo que se permitió durante el acto oficial. De entre las múltiples imágenes que ilustran el libro de Arce los organizadores eligieron para proyectar una en la que aparece Franco saludando a la maestra cuya historia el libro relata. Ni el presidente Diego, ni el consejero de Educación Serna, sentados en la mesa presidencial situada delante de la pantalla donde se proyectaba la imagen, mostraron reacción alguna. Tampoco ha habido reacciones en días posteriores cuando el hecho adquirió dimensión pública.
El instante de la aparición de Franco sobre las cabezas de los responsables de Educación del Gobierno de Cantabria fue captado por el STEC (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Cantabria, instantánea con la que ilustro este artículo), ha sido compartida miles de personas en las redes sociales, provocando numerosos comentarios entre el asombro y la indignación. Este diario digital público la información el pasado 1 de febrero. En la nota hecho pública por STEC sobre el suceso se señala que "es lamentable que no existan medidas para penalizar tan escasa sensibilidad democrática, que en otros países serían motivo de multa, escarnio público y dimisión". La ley de la Memoria Histórica es una medida, pero no parece que suficientemente contundente, además de estar en la práctica suspendida desde que el PP ganó las elecciones.
La celebración del Día del Docente en Cantabria, el pasado 30 de enero, ya venía envuelta en polémica al celebrarse en jornada laborable. La elección del conferenciante y del 'regalo' añadió leña al fuego. "Lamentablemente, la Consejería no fue capaz de encontrar a ningún otro maestro al que homenajear por unos planteamientos pedagógicamente avanzados o por su compromiso con la democracia y se centró en glosar la vida de una maestra a la que Franco distinguió. Por desgracia, parece que es precisamente esta imagen junto al dictador la que ha podido justificar el homenaje, ya que se conocen innumerables vidas ejemplares de maestros y maestras en Cantabria que bien podrían haberse recordado este año, pero que quizá no fueran del agrado del 'caudillo'", señala el STEC en una nota de Prensa.
El libro pagado por el Gobierno regional era el regalo previsto para los 206 docentes que se jubilaban, aunque al acto sólo acudió medio centenar del total de los homenajeados. La disminución del número de participantes, algo que ya viene ocurriendo desde hace tres años, "demuestra la desafección creciente del profesorado", señala STEC, que añade que fue mayor este año al elegirse un día laborable para evitar previsibles protestas.
La denominada Ley de la Memoria Histórica fue aprobada por el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007 y establece distintas medidas para que se lleve a cabo la reparación y reconocimiento de las víctimas de la guerra civil y el franquismo y desparezcan definitivamente todos aquellos elementos conmemorativos de la sublevación militar, la Guerra Civil y la Dictadura. La ley establece claramente la obligación de las instituciones públicas de retirar toda los símbolos de la dictadura franquista como "escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura (…)". Si la ley ordena que desaparezca los elementos de "exaltación" de la Dictadura ya existentes, la aparición de nuevas "exaltaciones", y además sufragadas con dinero público, es absolutamente ilegal. En febrero de 2008 el hoy presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, declaraba: "Yo eliminaría todos los artículos de la ley de memoria histórica que hablan de dar dinero público para recuperar el pasado. No daría ni un solo euro público a esos efectos". Muy posiblemente Rajoy se refería a recuperar el pasado de 'rojos' o 'republicanos', pero no parece que aún si pueda justificarse el poner dinero para recuperar el 'otro' pasado, el franquista.
Con una cantidad no especificada el Gobierno de Cantabria ha colaborado en la edición de un libro sobre la vida de la maestra Aurora Gutiérrez Galante, fallecida en 1979, y que utilizó de regaló a los docentes que se ha jubilado en el curso pasado. Se trata de un libro de gran formato, a todo color y encuadernación de lujo escrito por Pedro Arce, ex concejal del PP en el Ayuntamiento de Santander y ex dirigente de ANPE -el sindicato creado a partir del franquista Sindicato del Magisterio Español- hasta 1999. Gutiérrez Galante fue una maestra que se encargó de los comedores escolares de La Albericia, una actividad que, según el autor del libro, justifica el libro ya que incluso tuvo el reconocimiento de nada menos que “el propio jefe de Estado” (Franco).
Que el Gobierno de Cantabria destine dinero a un libro que no respeta las leyes es un hecho grave, pero más aún la apología del franquismo que se permitió durante el acto oficial. De entre las múltiples imágenes que ilustran el libro de Arce los organizadores eligieron para proyectar una en la que aparece Franco saludando a la maestra cuya historia el libro relata. Ni el presidente Diego, ni el consejero de Educación Serna, sentados en la mesa presidencial situada delante de la pantalla donde se proyectaba la imagen, mostraron reacción alguna. Tampoco ha habido reacciones en días posteriores cuando el hecho adquirió dimensión pública.
El instante de la aparición de Franco sobre las cabezas de los responsables de Educación del Gobierno de Cantabria fue captado por el STEC (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Cantabria, instantánea con la que ilustro este artículo), ha sido compartida miles de personas en las redes sociales, provocando numerosos comentarios entre el asombro y la indignación. Este diario digital público la información el pasado 1 de febrero. En la nota hecho pública por STEC sobre el suceso se señala que "es lamentable que no existan medidas para penalizar tan escasa sensibilidad democrática, que en otros países serían motivo de multa, escarnio público y dimisión". La ley de la Memoria Histórica es una medida, pero no parece que suficientemente contundente, además de estar en la práctica suspendida desde que el PP ganó las elecciones.
La celebración del Día del Docente en Cantabria, el pasado 30 de enero, ya venía envuelta en polémica al celebrarse en jornada laborable. La elección del conferenciante y del 'regalo' añadió leña al fuego. "Lamentablemente, la Consejería no fue capaz de encontrar a ningún otro maestro al que homenajear por unos planteamientos pedagógicamente avanzados o por su compromiso con la democracia y se centró en glosar la vida de una maestra a la que Franco distinguió. Por desgracia, parece que es precisamente esta imagen junto al dictador la que ha podido justificar el homenaje, ya que se conocen innumerables vidas ejemplares de maestros y maestras en Cantabria que bien podrían haberse recordado este año, pero que quizá no fueran del agrado del 'caudillo'", señala el STEC en una nota de Prensa.
El libro pagado por el Gobierno regional era el regalo previsto para los 206 docentes que se jubilaban, aunque al acto sólo acudió medio centenar del total de los homenajeados. La disminución del número de participantes, algo que ya viene ocurriendo desde hace tres años, "demuestra la desafección creciente del profesorado", señala STEC, que añade que fue mayor este año al elegirse un día laborable para evitar previsibles protestas.
viernes, 21 de febrero de 2014
El fiscal Horrach diseño en cinco folios la estrategia que siguen Gobierno, abogados y Casa Real para dejar libre a la hija del Rey.
Documento confidencial: manual para salvar a la infanta
“Propongo convencer a los abogados de la Infanta de que la opción más inteligente es la de no recurrir […] y que propongan la comparecencia voluntaria de la Infanta a la mayor brevedad posible”. El fiscal Pedro Horrach, veterano luchador contra la corrupción, diseñó en un escrito confidencial la estrategia que han seguido el Gobierno, la Fiscalía General del Estado, la Casa Real y hasta los abogados de la Infanta para salvar a Cristina de Borbón y mejorar su imagen. En el documento, el fiscal pide también a la Casa Real que guarde silencio y se abstenga de apoyarle para no “sulfurar” a la opinión pública, y asegura que la declaración de la Infanta servirá para “ganar la guerra”.
Estas son las reflexiones que plasmo en el papel. Pedro Horrach”. Así termina el fiscal anticorrupción de Palma de Mallorca un documento confidencial, compuesto por cinco hojas escritas a máquina. Cinco folios sin sello que fueron trasladados al jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Antonio Salinas. Cinco folios que dibujan con detalle la estrategia –cumplida a rajatabla desde entonces por la Fiscalía (representante del Ministerio de Justicia), la abogacía del Estado y la defensa de Cristina de Borbón– para dejar a la Infanta fuera del banquillo del caso Nóos, en el que su marido, Iñaki Urdangarin, será juzgado por varios delitos que implican penas de hasta 19 años de prisión.
Todos los pasos seguidos por la infanta Cristina y sus abogados hasta la declaración en los juzgados de Palma responde a una estrategia diseñada por el fiscal Pedro Horrach con el objetivo de salvaguardar a la hija del Rey. La revista Interviú desvela en exclusiva el contenido de estos cinco folios.
“Propongo convencer a los abogados de la Infanta de que la opción más inteligente es la de no recurrir […] y que propongan la comparecencia voluntaria de la Infanta a la mayor brevedad posible”. El fiscal Pedro Horrach, veterano luchador contra la corrupción, diseñó en un escrito confidencial la estrategia que han seguido el Gobierno, la Fiscalía General del Estado, la Casa Real y hasta los abogados de la Infanta para salvar a Cristina de Borbón y mejorar su imagen. En el documento, el fiscal pide también a la Casa Real que guarde silencio y se abstenga de apoyarle para no “sulfurar” a la opinión pública, y asegura que la declaración de la Infanta servirá para “ganar la guerra”.
Estas son las reflexiones que plasmo en el papel. Pedro Horrach”. Así termina el fiscal anticorrupción de Palma de Mallorca un documento confidencial, compuesto por cinco hojas escritas a máquina. Cinco folios sin sello que fueron trasladados al jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Antonio Salinas. Cinco folios que dibujan con detalle la estrategia –cumplida a rajatabla desde entonces por la Fiscalía (representante del Ministerio de Justicia), la abogacía del Estado y la defensa de Cristina de Borbón– para dejar a la Infanta fuera del banquillo del caso Nóos, en el que su marido, Iñaki Urdangarin, será juzgado por varios delitos que implican penas de hasta 19 años de prisión.
Todos los pasos seguidos por la infanta Cristina y sus abogados hasta la declaración en los juzgados de Palma responde a una estrategia diseñada por el fiscal Pedro Horrach con el objetivo de salvaguardar a la hija del Rey. La revista Interviú desvela en exclusiva el contenido de estos cinco folios.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Según García-Trevijano, Juan Carlos agredió a Sofía con Sabino de testigo (2ª Parte).
¿Deben importar los devaneos extramatrimoniales del rey a la sociedad española? Si se producen con dinero público, sí. Y Juan Carlos no sólo ha usado a las fuerzas de seguridad del Estado que paga el erario público para cubrir sus infidelidades, sino que, en un gesto sin parangón entre las monarquías cristianas o islámicas, le construyó a la última de sus amantes una casa aneja en el Pardo.
Hablamos de la espléndida Corinna Sayn-Wittgenstein (50 años), que se instaló con su hijo Alexander en el coto privado de caza de Juan Carlos –también en terreno público– y desde allí le preparó las monterías con sus amigotes, la misma labor que había hecho en Bostwana. Y no fueron pocas: un contrato real ha desvelado que en la última temporada las partidas del rey que organizó Corinna en el Pardo mataron 1800 gamos, 800 ciervos y 900 jabalís. Ningún partido político del régimen, ningún diputado o senador, republicano, monárquico, de izquierda o de derecha, ha preguntado por esta cuestión para no importunar al monarca, pero las farras debieron ser de campeonato. Es la conocida “casta” española que está en trance de comenzar a ser sustituída el próximo 25-M.
Corinna provocó la última crisis conyugal tras descubrirse que el monarca le había habilitado ya esa casa propia en “La Angorrilla”, al lado de la Zarzuela, y suscitando con ello el enfado de la paciente o cínica Sofía: “como cualquier querida real de otros tiempos, tiene su propio chalet en el Palacio del Pardo, una de las sedes reales en Madrid y viejo coto de caza de los Austria y los Borbón. Allí, Corinna organiza las cacerías del Rey y además oficia como anfitriona de los convites,usurpando el lugar de la Reina, quien detesta ese deporte. Fue tal el lugar conquistado por la princesa, que hace unos meses él invitó a cenar a sus tres hijos, Elena, Cristina y Felipe para notificarles, de una vez por todas, la verdadera naturaleza de su relación con ella”, señaló un periodista que publicó algunos detalles. La situación de la pareja real ha seguido deteriorándose hasta tal punto que el periodista Raúl del Pozo llegó a escribir: “Acabo de saber de muy buena fuente que a principios de 2012, en el comienzo de la legislatura, el Rey planteó al presidente del Gobierno su intención de divorciarse”.
Los secretos de alcoba del rey, que ya no son tan confidenciales gracias a la valentía de todos estos periodistas, no son meros asuntos privados.Carlos Dávila asegura que el testaferro del rey, Manuel Prado y Colón de Carvajal, intentó comprar el silencio de Sabino. Y había muchos políticos en el ajo: “un enviado especial del financiero luego procesado, le ofreció una magnífica casa de 500 metros cuadrados, una casa antigua, decorada con todo lujo de detalles, en la zona más noble de Madrid. Sabino la rechazó así: “Yo vivo muy a gusto en mi pisito del Centro Colón”.
“Y es que a Sabino la época de la corrupción generalizada que estalló en España en tiempos socialistas le indignaba especialmente. Hasta la Casa llegó la deriva de aquella situación fétida insoportable. Sabino atribuía no sólo a Prado, sino incluso al rey Simeón (al que no tenía simpatía alguna) una influencia perniciosa sobre el Rey. Afirmaba que no había tenido empacho en “comunicar a quien procedía” que Simeón “se estaba forrando utilizando su nombre, creo, que en vano”.
“Algún momento más, tremendamente delicado, vivió Sabino en La Zarzuela. El Rey guardaba con Felipe González una relación muy peculiar: de afecto y camaradería, se puede decir. Cuando se preparaba la Exposición Universal de Sevilla, Felipe González era —a ello se refería Sabino— acosado por asesores y cómplices que querían hacer negocio a costa de la Expo. González, franco él, se dirigió una vez al jefe de la Casa y, enfadado, se expresó así: “Dile a Manolo Prado que del 20% nada, que se conforme con el 2%”. Igualmente enojado, replicó Sabino: “No se de qué me hablas y, en todo caso, ese recado no soy el más indicado para transmitirlo”. Según su testimonio, el Rey Constantino de Grecia también usaba su nombre para hacer negocios con Zarzuela y facilitar el acceso privilegiado a Juan Carlos”, concluye Dávila tras entrevistarse con Sabino.
El episodio de violencia doméstica de Juan Carlos contra Sofía se lo relató Sabino al abogado Antonio Garcia-Trevijano, que fue amigo del monarca durante su estancia como cadete militar en Zaragoza, donde él ejercía como notario. Sabino estaba dolido por su cese: “¿recuerda usted si hubo un complot detrás de su destitución como jefe de la Casa Real, en enero de 1993?, le pregunta Javier Fernández López, autor del libro “Sabino Fernández Campo. Un hombre de Estado”. “Hay cosas que conviene perdonar pero no olvidar, porque sirven de experiencia. Yo perdono la calumnia, la faena, y estoy dispuesto a darle la mano a todo el mundo: no quisiera tener enemigos. Sí, en su día soporté la urdimbre que me destituyó de La Zarzuela, y me demostró que soy fuerte. Fue injusto, pero Dios es muy generoso y a veces pone las cosas en su sitio. Estoy muy satisfecho de haber sufrido. Hablando francamente, personas que me empujaron fuera de La Zarzuela, porque les estorbaba, están en peor situación que yo, que ni estoy en el banquillo de los acusados ni en la cárcel ni pendiente de condena (habla de Mario Conde)”.
Sabino siempre se sintió traicionado simplemente por haber tenido la valentía de defender ante el rey criterios de sensatez y honradez. Con ese estado de ánimo fue a la entrega de unos premios de la Compañía de Seguros Pelayo y allí vio al que fuera amigo del rey cuando sólo era un príncipe campechano, algo torpe y atolondrado. Antonio García Trevijano se sorprendió al ver que alguien le tocaba la espalda y se presentaba para felicitarle por haber tenido el valor de acercarse a la verdad: Sabino se refería al artículo que había publicado en “El Mundo” señalando al Rey Juan Carlos como el instigador del golpe, a raíz de la frase de su mensaje a Milans del Bosch: “después de este mensaje ya no puedo volverme atrás”.
Sabino y Trevijano quedaron para más tarde y posteriormente, en un almuerzo a solas en el Club 31, el ya ex jefe de la Casa Real le confirmó nuevamente que Juan Carlos era el responsable último del golpe. En ese sentido le proporcionó varias pruebas: Alfonso Armada se presentó el 11 de febrero en Zarzuela sin tener audiencia y le dio la orden de que le llevara ante Juan Carlos. Y cuando Sabino le dijo que no era posible, consultó con el monarca, “y éste le dijo que Armada tenía prioridad”. Si no se ha destruido o manipulado, el registro de entrada de Palacio debe confirmar que, para dar paso a Armada, hubo que suprimir la visita de su primo, Alfonso de Borbón. Y el télex original de la Agencia Efe con esa primera declaración –“después de este mensaje ya no puedo volverme atrás”– fue destruido por un capitán enviado expresamente por Sabino desde Zarzuela a la calle Espronceda.
Los detalles del encuentro de Sabino con Trevijano se los proporcionó al periodista Enrique de Diego, al que le concedió una jugosa y larga entrevista disponible en internet: “Sabino Fernández Campo le confirmó que Juan Carlos había sido el organizador del golpe de Estado del 23-F que llevó a cabo Alfonso Armada”. Trevijano le aseguró a los periodistas coruñeses Isabel Bugalla y Daniel Prieto que “se sigue ocultando que el promotor del 23-F fue el Rey Juan Carlos I. Esto lo dije entonces”.
“Al poco de haber publicado esta opinión mía en un periódico (“El Mundo”), Sabino Fernández Campo –Secretario General de la Casa Real española– me dijo que yo había sido el único que había dicho la verdad sobre aquellos hechos. Además, me confirmó que mi interpretación había sido exacta y que el Rey había sido el responsable de todo. En vida, Sabino jamás lo desmintió”. Y añade que el alto cargo de la Casa Real proporcionó varios indicios que deberían ser investigados: “el socialista Enrique Múgica, con el acuerdo tácito de Felipe González, dio luz verde a la operación en la cena con el general Armada en Jaca, la propia reina Sofía cometió la maliciosa indiscreción de contar que el rey “engañó” a los generales diciéndoles que estaba de acuerdo con ellos (una forma de justificar su inicial apoyo) y después cumplió su promesa de que hablaría con los jueces para que no hubiera condenas a la mayoría de los militares del 23-F, por eso Armada entra en la Zarzuela y en el Congreso ofreciendo un Gobierno de concentración con 19 ministros y un avión para Tejero. Y por eso el rey cumple: fueron indultados”.
Es en el transcurso de esa conversación sobre el 23-F, Sabino le describe a Trevijano la situación, a veces intimidatoria, que supone trabajar codo con codo con el rey cuando se le contraría: “Me cuenta más cosas, las escenas tan horribles, yo no voy a contar ninguna intimidad, porque me contó cosas horribles de las relaciones entre el rey y la reina, no me prohibió que las contara, pero son tan duras, íntimas y violentas que yo mismo tengo el pudor de no decirlo. Después hubo una reconciliación, en años posteriores, pero en el momento en que le hizo esa faena, Sabino me contó todo”.
La “faena” en cuestión fue la citada agresión: en presencia del Sabino Fernández Campo, conde de Latores, y en un almuerzo en Palacio donde estaban solos los tres junto al servicio, el rey Juan Carlos le arrojó un plato a la cabeza a Sofía en plena discusión conyugal. “Le hizo daño, aquello fue una situación muy desagradable de presenciar”, le explicó el jefe de la Casa Real al abogado para ilustrar cómo el monarca tenía muy mal vino. Un secreto más que Juan Carlos no conseguirá llevarse a la tumba.
Hablamos de la espléndida Corinna Sayn-Wittgenstein (50 años), que se instaló con su hijo Alexander en el coto privado de caza de Juan Carlos –también en terreno público– y desde allí le preparó las monterías con sus amigotes, la misma labor que había hecho en Bostwana. Y no fueron pocas: un contrato real ha desvelado que en la última temporada las partidas del rey que organizó Corinna en el Pardo mataron 1800 gamos, 800 ciervos y 900 jabalís. Ningún partido político del régimen, ningún diputado o senador, republicano, monárquico, de izquierda o de derecha, ha preguntado por esta cuestión para no importunar al monarca, pero las farras debieron ser de campeonato. Es la conocida “casta” española que está en trance de comenzar a ser sustituída el próximo 25-M.
Corinna provocó la última crisis conyugal tras descubrirse que el monarca le había habilitado ya esa casa propia en “La Angorrilla”, al lado de la Zarzuela, y suscitando con ello el enfado de la paciente o cínica Sofía: “como cualquier querida real de otros tiempos,tiene su propio chalet en el Palacio del Pardo, una de las sedes reales en Madrid y viejo coto de caza de los Austria y los Borbón. Allí, Corinna organiza las cacerías del Rey y además oficia como anfitriona de los convites,usurpando el lugar de la Reina, quien detesta ese deporte. Fue tal el lugar conquistado por la princesa, que hace unos meses él invitó a cenar a sus tres hijos, Elena, Cristina y Felipe para notificarles, de una vez por todas, la verdadera naturaleza de su relación con ella”, señaló un periodista que publicó algunos detalles. La situación de la pareja real ha seguido deteriorándose hasta tal punto que el periodista Raúl del Pozo llegó a escribir: “Acabo de saber de muy buena fuente que a principios de 2012, en el comienzo de la legislatura, el Rey planteó al presidente del Gobierno su intención de divorciarse”.
Los secretos de alcoba del rey, que ya no son tan confidenciales gracias a la valentía de todos estos periodistas, no son meros asuntos privados. Carlos Dávila asegura que el testaferro del rey, Manuel Prado y Colón de Carvajal, intentó comprar el silencio de Sabino. Y había muchos políticos en el ajo: “un enviado especial del financiero luego procesado, le ofreció una magnífica casa de 500 metros cuadrados, una casa antigua, decorada con todo lujo de detalles, en la zona más noble de Madrid. Sabino la rechazó así: “Yo vivo muy a gusto en mi pisito del Centro Colón”.
“Y es que a Sabino la época de la corrupción generalizada que estalló en España en tiempos socialistas le indignaba especialmente. Hasta la Casa llegó la deriva de aquella situación fétida insoportable. Sabino atribuía no sólo a Prado, sino incluso al rey Simeón (al que no tenía simpatía alguna) una influencia perniciosa sobre el Rey. Afirmaba que no había tenido empacho en “comunicar a quien procedía” que Simeón “se estaba forrando utilizando su nombre, creo, que en vano”.
“Algún momento más, tremendamente delicado, vivió Sabino en La Zarzuela. El Rey guardaba con Felipe González una relación muy peculiar: de afecto y camaradería, se puede decir. Cuando se preparaba la Exposición Universal de Sevilla, Felipe González era —a ello se refería Sabino— acosado por asesores y cómplices que querían hacer negocio a costa de la Expo. González, franco él, se dirigió una vez al jefe de la Casa y, enfadado, se expresó así: “Dile a Manolo Prado que del 20% nada, que se conforme con el 2%”. Igualmente enojado, replicó Sabino: “No se de qué me hablas y, en todo caso, ese recado no soy el más indicado para transmitirlo”. Según su testimonio, el Rey Constantino de Grecia también usaba su nombre para hacer negocios con Zarzuela y facilitar el acceso privilegiado a Juan Carlos”, concluye Dávila tras entrevistarse con Sabino.
El episodio de violencia doméstica de Juan Carlos contra Sofía se lo relató Sabino al abogado Antonio Garcia-Trevijano, que fue amigo del monarca durante su estancia como cadete militar en Zaragoza, donde él ejercía como notario. Sabino estaba dolido por su cese: “¿recuerda usted si hubo un complot detrás de su destitución como jefe de la Casa Real, en enero de 1993?, le pregunta Javier Fernández López, autor del libro “Sabino Fernández Campo. Un hombre de Estado”. “Hay cosas que conviene perdonar pero no olvidar, porque sirven de experiencia. Yo perdono la calumnia, la faena, y estoy dispuesto a darle la mano a todo el mundo: no quisiera tener enemigos. Sí, en su día soporté la urdimbre que me destituyó de La Zarzuela, y me demostró que soy fuerte. Fue injusto, pero Dios es muy generoso y a veces pone las cosas en su sitio. Estoy muy satisfecho de haber sufrido. Hablando francamente, personas que me empujaron fuera de La Zarzuela, porque les estorbaba, están en peor situación que yo, que ni estoy en el banquillo de los acusados ni en la cárcel ni pendiente de condena (habla de Mario Conde)”.
Sabino siempre se sintió traicionado simplemente por haber tenido la valentía de defender ante el rey criterios de sensatez y honradez. Con ese estado de ánimo fue a la entrega de unos premios de la Compañía de Seguros Pelayo y allí vio al que fuera amigo del rey cuando sólo era un príncipe campechano, algo torpe y atolondrado. Antonio García Trevijano se sorprendió al ver que alguien le tocaba la espalda y se presentaba para felicitarle por haber tenido el valor de acercarse a la verdad: Sabino se refería al artículo que había publicado en “El Mundo” señalando al Rey Juan Carlos como el instigador del golpe, a raíz de la frase de su mensaje a Milans del Bosch: “después de este mensaje ya no puedo volverme atrás”.
Sabino y Trevijano quedaron para más tarde y posteriormente, en un almuerzo a solas en el Club 31, el ya ex jefe de la Casa Real le confirmó nuevamente que Juan Carlos era el responsable último del golpe. En ese sentido le proporcionó varias pruebas: Alfonso Armada se presentó el 11 de febrero en Zarzuela sin tener audiencia y le dio la orden de que le llevara ante Juan Carlos. Y cuando Sabino le dijo que no era posible, consultó con el monarca, “y éste le dijo que Armada tenía prioridad”. Si no se ha destruido o manipulado, el registro de entrada de Palacio debe confirmar que, para dar paso a Armada, hubo que suprimir la visita de su primo, Alfonso de Borbón. Y el télex original de la Agencia Efe con esa primera declaración –“después de este mensaje ya no puedo volverme atrás”– fue destruido por un capitán enviado expresamente por Sabino desde Zarzuela a la calle Espronceda.
Los detalles del encuentro de Sabino con Trevijano se los proporcionó al periodista Enrique de Diego, al que le concedió una jugosa y larga entrevista disponible en internet: “Sabino Fernández Campo le confirmó que Juan Carlos había sido el organizador del golpe de Estado del 23-F que llevó a cabo Alfonso Armada”. Trevijano le aseguró a los periodistas coruñeses Isabel Bugalla y Daniel Prieto que “se sigue ocultando que el promotor del 23-F fue el Rey Juan Carlos I. Esto lo dije entonces”.
“Al poco de haber publicado esta opinión mía en un periódico (“El Mundo”), Sabino Fernández Campo –Secretario General de la Casa Real española– me dijo que yo había sido el único que había dicho la verdad sobre aquellos hechos. Además, me confirmó que mi interpretación había sido exacta y que el Rey había sido el responsable de todo. En vida, Sabino jamás lo desmintió”. Y añade que el alto cargo de la Casa Real proporcionó varios indicios que deberían ser investigados: “el socialista Enrique Múgica, con el acuerdo tácito de Felipe González, dio luz verde a la operación en la cena con el general Armada en Jaca, la propia reina Sofía cometió la maliciosa indiscreción de contar que el rey “engañó” a los generales diciéndoles que estaba de acuerdo con ellos (una forma de justificar su inicial apoyo) y después cumplió su promesa de que hablaría con los jueces para que no hubiera condenas a la mayoría de los militares del 23-F, por eso Armada entra en la Zarzuela y en el Congreso ofreciendo un Gobierno de concentración con 19 ministros y un avión para Tejero. Y por eso el rey cumple: fueron indultados”.
Es en el transcurso de esa conversación sobre el 23-F, Sabino le describe a Trevijano la situación, a veces intimidatoria, que supone trabajar codo con codo con el rey cuando se le contraría: “Me cuenta más cosas, las escenas tan horribles, yo no voy a contar ninguna intimidad, porque me contó cosas horribles de las relaciones entre el rey y la reina, no me prohibió que las contara, pero son tan duras, íntimas y violentas que yo mismo tengo el pudor de no decirlo. Después hubo una reconciliación, en años posteriores, pero en el momento en que le hizo esa faena, Sabino me contó todo”.
La “faena” en cuestión fue la citada agresión: en presencia del Sabino Fernández Campo, conde de Latores, y en un almuerzo en Palacio donde estaban solos los tres junto al servicio, el rey Juan Carlos le arrojó un plato a la cabeza a Sofía en plena discusión conyugal. “Le hizo daño, aquello fue una situación muy desagradable de presenciar”, le explicó el jefe de la Casa Real al abogado para ilustrar cómo el monarca tenía muy mal vino. Un secreto más que Juan Carlos no conseguirá llevarse a la tumba.
martes, 18 de febrero de 2014
Según García-Trevijano, Juan Carlos agredió a Sofía con Sabino de testigo (1ª Parte).
“Me cuenta más cosas, las escenas tan horribles, yo no voy a contar ninguna intimidad, porque me contó cosas horribles de las relaciones entre el rey y la reina, no me prohibió que las contara, pero son tan duras, íntimas y violentas que yo mismo tengo el pudor de no decirlo. Después hubo una reconciliación, en años posteriores, pero en el momento en que le hizo esa faena, Sabino me contó todo”. ¿A quien le describió Sabino Fernández Campo esas cosas “íntimas y violentas” de la pareja regia?
El jefe de la Casa Real fue despedido por Juan Carlos porque era el único alto funcionario que le afeaba sus irregulares conductas privadas y le advertía del peligro de que se aireasen sus continuos despropósitos, sobre todo sentimentales y económicos. Y ahora se sabe que también domésticos. Cariacontecido, después de recoger sus enseres de Zarzuela, visitó a dos de los más reconocidos críticos del monarca: el diputado del PNV, Iñaki Anasagasti y el pensador repúblico, Antonio García Trevijano. También le confió parte de su memoria a su biógrafo, Javier Fernández López, y se vio con varios periodistas, entre ellos Carlos Dávila, que se atrevió a publicar ampliamente lo que oyó. Otros 5 aluden a esa turbia relación Juan Carlos-Sabino-Sofía: Pilar Eyre, Raúl del Pozo, Carmen Rigalt, José García Abad y Martín Prieto. “Espía en el Congreso” trata de reconstruir y documentar en esta crónica, más extensa de lo habitual, lo que los medios de comunicación no se atreven a investigar y publicar.
Al menos a dos de sus interlocutores Sabino les desveló los tres grandes secretos del rey, bajo promesa de que no se supieran hasta que todos muriesen: que había sido Juan Carlos, jugando a “aprendiz de brujo”, quien había “coqueteado” con los generales Armada, Milans del Bosch y el político socialista Enrique Múgica cuando preparaban el golpe de Estado del 23-F para derrocar a Adolfo Suárez; que la reina Sofía estaba al borde del divorcio, harta de los constantes devaneos de Juan Carlos con sus amantes, el principal de entonces con la decoradora mallorquina Marta Gayá. Y el secreto más desconocido: que había presenciado una terrible escena conyugal en Palacio: la agresión por parte de Juan Carlos a su esposa Sofía, un flagrante episodio de violencia doméstica que le había abochornado.
Solo los diputados del régimen más allegados a Zarzuela saben que, en el trato con sus subordinados, el rey tiene muy malas pulgas. Y hay que aguantarlo: Juan Carlos considera a toda la familia real, y particularmente a su esposa, como personal a sus órdenes. Y para salvaguardar su fidelidad y su silencio no se ha sonrojado al pedirle al presidente Mariano Rajoy, en pleno azote de la crisis, un sueldo millonario para las consortes. El presidente, que no le niega nada a nadie salvo a sus ciudadanos, ha dejado los salarios para 2014 así: Juan Carlos (292.000 euros), Felipe (146.000), Sofía (131.000) y Letizia (102.000). El resto son “extras”.
El carácter campechano y abusón de Juan Carlos no es ninguna novedad a sus 78 años: detrás de ese aparente buen humor, está acostumbrado a pagar silencios, agredió a su chófer, solo le gusta el dinero, las mujeres y los deportes, no lee libros, a los gays los llama “mariquitas”… De formación militar, tuvo una infancia sórdida: mató a su hermano Alfonso en un accidente doméstico, estuvo solo e internado en Suiza desde muy niño, sufrió penurias económicas y continuas novatadas de sus colegas militares cadetes que, hijos de franquistas y falangistas, no admitían la monarquía en España.
Tal cúmulo de desgracias hubiera dejado trastornado a cualquier ser humano. Por eso su entorno siempre juzgó como una temeridad que siguiera empuñando rifles y escopetas debido a su gusto por la caza. Y esa permanente afición por las armas de fuego a veces degenera psicológicamente en violencia: hasta ahora sólo había transcendido el momento en que golpeó a su conductor porque supuestamente se había equivocado en una maniobra de aparcamiento, estacionando cerca de las habituales manifestaciones de protesta que le acompañan: el rey no quería además que se supiera públicamente su enorme dificultad de movimientos. Pero además, esa mano larga también la empleó con su esposa y delante de un testigo de confianza, Sabino Fernández Campo, que se lo confió a otro para que el secreto no muriese en su tumba. Nadie lo hubiese creído y lo hubieran interpretado como un despecho por su despido.
Sabino conocía bien porqué. En esa época en España era tanto el temor reverencial al rey, –similar al que en Marruecos se profesaba antes a Hassan II y ahora a Mohamed VI– que ni siquiera las organizaciones feministas e institutos de la mujer –en España se cuentan por miles y todos ellos subvencionados con fondos públicos– han levantado la voz cuando el rey ha hecho valer un moderno “derecho de pernada”: fue denunciado por dos ciudadanos europeos que aseguran ser sus hijos, poseen testificales por parte de sus respectivas madres y piden una prueba de paternidad, algo que la ley española impide practicar al monarca.
Ellos sí se la han hecho y aún viviendo uno en Barcelona (Albert Solá) y otra en Bélgica (Ingrid Sartiau), sin conocerse previamente, han dado positivo: son hermanos. Pero los políticos españoles de la transición hicieron al rey “inviolable” y es inimputable por cualquier delito, tanto penal como civil. Es una interpretación muy restrictiva de su inmunidad que hace el Consejo General del Poder Judicial, sometido también a su influencia. Ningún juez en España se atrevería a decir lo contrario y de hecho las dos pruebas de paternidad fueron desestimadas por dos juezas (María Isabel Ferrer-Sama y Milagros Aparicio), para mayor escarnio del feminismo oficial y del principio europeo de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
El jefe de la Casa Real siempre fue un testigo incómodo en la Zarzuela y por eso Juan Carlos se lo quitó de encima. Son innumerables los testimonios que así lo acreditan, entre ellos los del propio Sabino. Todos figuran entre las fuentes de esta crónica, pero el episodio más relevante fue el que desencadenó su cese. Lo cuenta el banquero Mario Conde, urdidor de la trama:
“En el verano de 1992 lo que publicó “El Mundo” fue una vinculación del Rey con Marta Gayá, así, con nombres y apellidos. Era la primera vez que algo semejante sucedía en España. Yo hablé con Pedro Jota Ramírez y él me dio una información y yo dije: “No me la des a mí, se la das al Rey”. Y ahí, Pedro Jota Ramírez desveló sus fuentes [Sabino Fernández Campo] y el Rey se quedó tranquilo. ¿Hubiera sido posible que, a la vista de semejante información, el Rey hubiera podido hablar con Agnelli, que controlaba la mayoría del capital de “El Mundo”? Hubiera sido posible. ¿Hubiera sido posible que, después de hablar con Pedro Jota, el Rey le dijera a Agnelli que no hacía falta vender porque la culpa era de otra persona? Muy, muy posible”.
La decoradora mallorquina Marta Gayá ya era tan asidua en las estancias veraniegas del monarca en el Palacio de Marivent que los “paparazzis” podían provocar con sus fotos juntos la ruptura del matrimonio Juan Carlos-Sofía. De hecho, la reina ya había amenazado con el divorcio y su marcha a Londres, donde reside su familia exiliada de Grecia. La desavenencia conyugal hubiera supuesto un problema de Estado: no se sabía como reaccionaría la sociedad española ante su mitificado y protegido monarca. El posterior episodio de Bostwana parece que le dio la razón a Sabino quien, al corriente de la situación, decidió darle un “toque”. Lo cuenta el periodista Carlos Dávila, que lo frecuentó antes de morir:
“Eran momentos especialmente difíciles para los principales colaboradores del Rey, singularmente para el propio Sabino y, desde luego, para el director del departamento de Medios de Comunicación, una persona extremadamente educada, gentil, inteligente y bondadosa: Fernando Gutiérrez. La revista italiana Oggi había publicado un reportaje en el que, sin disimulos, se refería a una cierta dama española relacionada, en información de la revista, con el Rey. “El Mundo” se hizo eco del reportaje y el Rey, visiblemente molesto, llamó a Mario Conde y al director Pedro J. Ramírez. Éste, sin ambages, le dijo: “Esto se ha publicado por indicación del general Sabino”. Cuando, como hice yo, alguien preguntaba al general por este pasaje, él hacía gala de su sonrisa más templada, también la más sugestiva, y musitaba, casi en tono inaudible: “Bueno, es cierto que alguna vez he comentado de rondón con Alonso Manglano (el general Alonso Manglano, director general del CESID durante el felipismo) que, de vez en vez, no está mal darle un toquecito al Rey. Los dos estábamos de acuerdo”.
Lo cierto es que Juan Carlos culpó a Sabino de haber autorizado la difusión de las fotos de “Oggi” en “El Mundo”, nunca aceptó que sus irresponsables escapadas extraconyugales en pleno verano mallorquín y ante mil ojos fuesen la causa y no la consecuencia. Lejos de amilanarse, Juan Carlos prosiguió con sus aventuras amorosas, pues creía dominada a la prensa española, que era la que le importaba. “La decoradora balear”, “la vedette”, “la estrella del destape de impresionantes ojos verdes”, “las dos Palomas” o “las aristócratas” son algunas de las mujeres con las que, tal y como relata Pilar Eyre, el Rey habría sido infiel a su esposa, según su libro “La soledad de la reina”. La princesaCorina Sayn-Wittgenstein, María Gabriella de Saboya, exmujer de Robert de Balkany, la condesa Olginha Nicolis de Robilant, o incluso la propia Sara Montiel aparecen en el libro como apasionadas amantes de Su Majestad, quien, según Eyre, decidió dar rienda suelta al gen Borbón:
“Ella se entera de la primera infidelidad de su marido poco después de que el Caudillo falleciera. Cuando ésta se produjo, pusieron dormitorios separados y no volvieron a funcionar como matrimonio nunca más. Tras ese episodio, se fue a la India con su madre y sus hijos con la intención de separarse. Luego volvió y aceptó su destino, a pesar de que desde entonces cada uno hace su vida”, prosigue la escritora y experta en Casa Real, a la que echaron de Tele 5 por desvelar estos episodios en antena.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)