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lunes, 7 de abril de 2008

UNA DE BANDERAS...

Iñaki Azkuna ha dejado, para variar, su sello personal en una cuestión emocional tan abierta a filias y fobias como es la colocación de las banderas y, en concreto, de la española.

De obligatoria instalación en la fachada del Ayuntamiento por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, la enseña de los españoles fue puesta con nocturnidad a la altura del reloj de la casa consistorial, tres días antes de que finalizara el plazo marcado por la resolución.

Decía el General Zumalacárregui que el estandarte con la Cruz de San Andrés siempre debía ser visible. Dicho y hecho. Bilbaino de discurso pero durangués de nacimiento, técnicamente un buen "carlistón", fue Azkuna el que decidió que la enseña de los españoles debería ser colgada más arriba de la balconada principal (con la excusa de evitar eventuales sabotajes) y a la misma altura que una ikurriña de igual envergadura para guardar el equilibrio político-institucional. Nadie le obligaba a tamaños ni a decoloraciones, ni a alturas. El tan recurrido y protocolario bla, bla, bla.

Lo cojonudo es que no dice eso en Batzoki o Alderdi Eguna alguno pero sí ante las cámaras. Por dar su especial nota de color, al lado, en de la plaza Erkoreka, el alcalde de Bilbao ha ordenado levantar un mástil de 20 metros de altura desde el que ondea la bandera de Bilbao, con sus colores rojo y blanco, y de un tamaño casi doce veces superior al de los otros dos pendones oficiales. Y eso que dice ser un reconocido "poco banderero".

La bandera de Bilbao en cuestión se levanta en el jardín de la plaza Ernesto Erkoreka, quien fue alcalde de la villa al estallar la Guerra Civil y militante del partido Izquierda Republicana de Manuel Azaña, a la vera del Banco de Beteluri, una escultura de Juan de Urigüen fechada en 1743. Tampoco hubiese estado de más, ya puestos a engalanar la Villa que, precisamente en la plaza dedicada a Ercoreca hubiese levantado una bandera Republicana (que no es ni "a" ni "pre" ni "anti" constitucional) ya que es una enseña perfectamente legal.

Son estas, cosas de Azkuna, el que en marzo alaba al alcalde republicano Ercoreca (y a otros, o a todos los corporativos democráticamente electos) mientras que, tres meses antes, se dedicaba a insertar al menos dos esquelas por la memoria de un teniente de alcalde franquista. Me refiero a Hurtado de Saracho y, cuando digo "al menos 2 espacios necrológicos" es por la que las recorté de los Diarios El Correo y Deia; luego... no lo he soñado.

El asunto de fondo es, más que imponer la legalidad vigente o su acatamiento (aunque séa éste por imperativo legal) el hacer ver que tenemos y debemos ser españoles por Ley. En casos como el de este Editor, ni la Ley, ni Azkuna, ni nadie, van a conseguir que seá más español a medida de que se vayan instalando más banderas españolas en mi entorno. Por lo que a mi respecta, pueden poner 3 millones de banderas rojas y amarillas pero nunca me consideraré español.

La imposición no es herramienta de convivencia. Si unos se creen víctimas de una imposición por el hecho de acomodar una bandera española en el Ayuntamiento de Bilbao, otros pueden verse agraviados justamente por lo contrario.

Pese a que yo pueda preferir ver sólo la Ikurriña, puedo llegar a ser una persona dialogante por lo que la política de "por la paz un Ave María" no era del todo mala. No se pone ninguna y todo el mundo tan felíz. Pero Azkuna siempre tiene que poner el punto y final y, hoy mismo, viene a aseverar que para el 97% de la población de Bilbao es este un problema considerado como indiferente. El 3% restante -según Azkuna- son "los de siempre".

Bueno, es un análisis como otro cualquiera pero sin ningún tipo de fundamento. Este editor no quema, ni pinta, ni destroza, ni mata, ni secuestra, ni extorsiona, ni amenaza... luego ni se encuadra en ese 3% ni tampoco en en 97% restante que afirma Azkuna.

Como mal menor, puestos a poner alguna bandera, que pongan la del Athletic para liarla más. Con lo de las banderas (igual que con lo del crematorio) las cosas están mal hechas. Hablando de las banderas en cuestión y, desde un punto de vista jurídico, la postura de la Alcaldía socialista donostiarra es mucho más práctica y, demostradamente efectiva.

No sé porque me está empezando a pegar en la naríz que todo este jaleo de banderas, violines o devoluciones del impuesto de terrazas en Aste Nagusia´07 (no efectuada hasta la fecha), son meras tretas para llenar portadas y para que no se vea o se véa lo menos posible lo de la operación especulativa de relleno en el Canal de Deusto, el tema de los ancestrales ruídos en el acceso a Bilbao por Sabino Arana o la "cantada" del crematorio junto a las viviendas de la Plaza del Gas.

FOTOGRAFÍA: Luis Ángel Gómez para Diario El Correo

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En vida de Zumalacárregui la cruz de san Andrés o aspa de Borgoña no era un símbolo carlista. El aspa ecotada roja aparecía en las banderas batallonas o sencillas , pero se trataba de una de las enseñas reglamentarias del ejército español de la época. Cada regimiento tenía la suya propia, ya que cada extremo del aspa iba rematado por el escudo regimental. Las banderas batallonas las portaban , junto con la enseña llamada bandera coronela o principal, los regimientos regulares de infantería del ejército de la Reina Gobernadora Mª Cristina, esto es el bando rival de los carlistas (no incluyo las banderas batallonas de artillería, que por esos años eran azules con aspa ecotada roja, y las de ingenieros, moradas con aspa ecotada roja, ya que supongo que tú te refieres sólo a las banderas batallonas blancas de infantería). Si algún batallón carlista usó esas banderas batallonas en la guerra de 1833, no fue porque el aspa ecotada roja fuese carlista, sino porque era una enseña militar oficial. Hay incluso estudiosos de la historia militar que afirman en 1833-1840 los carlistas no usaron el aspa de Borgoña, aunque eso quizá sea un poco exagerado. En todo caso, es un mito moderno que en las guerras carlistas del XIX la rojigualda fuese liberal y la cruz de Borgoña carlista, entre otras cosas porque el ejército español adoptó la rojigualda de la Armada -y muy de mala gana- en octubre de 1843, tres años después del fin de la guerra de 1833; y el Requeté eligió como propia la enseña blanca con el aspa ecotada roja hacia 1935 (sí, lo he escrito bien: 1935). La única rojigualda liberal fue la regulada en 1820 para la Milicia Nacional, de proporciones diferentes a la adoptada por la Armada en 1785. De hecho, muy carlista en el s.XIX el aspa de Borgoña no podía ser, porque en la guerra de 1872 los carlistas ondearon básicamente la rojigualda. El único bando que usó la cruz de Borgoña en esa guerra fue el liberal, y por el mismo motivo que en 1833-1840: era un elemento reglamentario en ciertas enseñas militares, p.ej. las rojigualdas regimentales del modelo de diciembre de 1843. Curiosamente, la enseña blanca con el aspa ecotada roja tenía una conexión bilbaina: el pabellón de los veleros del Consulado de Bilbao, que en época de Sabino Arana, Teófilo Guiard y compañía se consideraba una enseña autóctona (no lo era, pero la gente así lo creía). Azkuna, creo yo, la confunde con la actual bandera municipal, la blanca con el cantón rojo (que se creó a dedo en 1845 como bandera de matrícula de la provincia marítima de Bilbao).

Baltza dijo...

Muy interesante la aportación anterior de Anónimo y una pregunta: ¿la "actual bandera municipal" que cita al final, es realmente la bandera actual municipal? ¿hubo otras?. Gracias.

Anónimo dijo...

BALTZA... QUE YO SEPA NO HA HABIDO OTRA. DE TODAS FORMAS, QUIZAS ESTO TE RESULTE DE INTERES:

http://es.wikipedia.org/wiki/Atlas_de_banderas_municipales_de_Vizcaya

IÑIGO LANDA.-

Anónimo dijo...

A ver, soy el anónimo del 2 de marzo de 2009. No tengo ni idea de si ha habido otras enseñas municipales bocheras anteriores a la blanca con el cantón rojo, que es de 1845 -inicialmente como banderín de matrícula de la provincia marítima de Bilbao- y que se supone que empezó a usarse como bandera local municipal hacia 1895, aunque la cosa no está del todo clara. Probablemente no. El concejal socialista Oleaga está mareando la perdiz para que se adopte dicha enseña de manera oficial -la de 1845-, cosa que al parecer nunca se ha hecho. A mí la cosa me resbala, la verdad. De hecho, Oleaga y el vexilólogo González están insinuando en el periódico de la oligarquía golpista negurítica ("El Correo", nacido en 1937 como portavoz de Falange) que el pabellón del Consulado (cruz roja de Borgoña en campo blanco)se descartó porque se confundía con el de los carlistas, lo cual es una majadería cronológica. En 1895 la bandera carlista era la rojigualda (sigue siéndolo en 2009). Más de uno debería ir a una biblioteca pública a pedir el libro "la Tercera Guerra Carlista", la de 1872-1876, obra de César Alcalá publicada en Ediciones Medusa hace unos años. El apéndice de banderas no tiene desperdicio: rojigualdas carlistas (y liberales) a mansalva, pero hete aquí que la cruz de Borgoña sólo aparece en las enseñas reglamentarias del ejército liberal, incluido el de la I República (1873-1874).

Anónimo dijo...

En efecto, leyendo los artículos que reseño a pie de cometario, he de reconocer aspectos que desconocía por completo.

Yo soy especialista en derecho administrativo y no pretendo ser vexilólogo... me quedo en politólogo -sin más, aunque suene a callista-

Y, no pretendo entrar en discusión alguna sobre el particular. Simplemente, era un aspecto que desconocía y que ahora he aprendido.

Mis comentarios se dirigían desde una crítica política (y legítima). Pero, para quién lea esto y no tenga el acceso directo, le interesaría acceder a esta información:

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20090503/vizcaya/bandera-maritima-bilbao-20090503.html

O a este otro:

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20090503/vizcaya/bandera-nuestros-padres-20090503.html

Gracias por los comentarios.
Iñigo Landa Larrazabal, Editor del Blog.

N.B. Entre todos, se podría escribir un libro o ensayo "en condiciones"... es una idea.

Mi dirección: landalarrazabal@hotmail.com