UNA DE BANDERAS...

Iñaki Azkuna ha dejado, para variar, su sello personal en una cuestión emocional tan abierta a filias y fobias como es la colocación de las banderas y, en concreto, de la española.

De obligatoria instalación en la fachada del Ayuntamiento por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, la enseña de los españoles fue puesta con nocturnidad a la altura del reloj de la casa consistorial, tres días antes de que finalizara el plazo marcado por la resolución.

Decía el General Zumalacárregui que el estandarte con la Cruz de San Andrés siempre debía ser visible. Dicho y hecho. Bilbaino de discurso pero durangués de nacimiento, técnicamente un buen "carlistón", fue Azkuna el que decidió que la enseña de los españoles debería ser colgada más arriba de la balconada principal (con la excusa de evitar eventuales sabotajes) y a la misma altura que una ikurriña de igual envergadura para guardar el equilibrio político-institucional. Nadie le obligaba a tamaños ni a decoloraciones, ni a alturas. El tan recurrido y protocolario bla, bla, bla.

Lo cojonudo es que no dice eso en Batzoki o Alderdi Eguna alguno pero sí ante las cámaras. Por dar su especial nota de color, al lado, en de la plaza Erkoreka, el alcalde de Bilbao ha ordenado levantar un mástil de 20 metros de altura desde el que ondea la bandera de Bilbao, con sus colores rojo y blanco, y de un tamaño casi doce veces superior al de los otros dos pendones oficiales. Y eso que dice ser un reconocido "poco banderero".

La bandera de Bilbao en cuestión se levanta en el jardín de la plaza Ernesto Erkoreka, quien fue alcalde de la villa al estallar la Guerra Civil y militante del partido Izquierda Republicana de Manuel Azaña, a la vera del Banco de Beteluri, una escultura de Juan de Urigüen fechada en 1743. Tampoco hubiese estado de más, ya puestos a engalanar la Villa que, precisamente en la plaza dedicada a Ercoreca hubiese levantado una bandera Republicana (que no es ni "a" ni "pre" ni "anti" constitucional) ya que es una enseña perfectamente legal.

Son estas, cosas de Azkuna, el que en marzo alaba al alcalde republicano Ercoreca (y a otros, o a todos los corporativos democráticamente electos) mientras que, tres meses antes, se dedicaba a insertar al menos dos esquelas por la memoria de un teniente de alcalde franquista. Me refiero a Hurtado de Saracho y, cuando digo "al menos 2 espacios necrológicos" es por la que las recorté de los Diarios El Correo y Deia; luego... no lo he soñado.

El asunto de fondo es, más que imponer la legalidad vigente o su acatamiento (aunque séa éste por imperativo legal) el hacer ver que tenemos y debemos ser españoles por Ley. En casos como el de este Editor, ni la Ley, ni Azkuna, ni nadie, van a conseguir que seá más español a medida de que se vayan instalando más banderas españolas en mi entorno. Por lo que a mi respecta, pueden poner 3 millones de banderas rojas y amarillas pero nunca me consideraré español.

La imposición no es herramienta de convivencia. Si unos se creen víctimas de una imposición por el hecho de acomodar una bandera española en el Ayuntamiento de Bilbao, otros pueden verse agraviados justamente por lo contrario.

Pese a que yo pueda preferir ver sólo la Ikurriña, puedo llegar a ser una persona dialogante por lo que la política de "por la paz un Ave María" no era del todo mala. No se pone ninguna y todo el mundo tan felíz. Pero Azkuna siempre tiene que poner el punto y final y, hoy mismo, viene a aseverar que para el 97% de la población de Bilbao es este un problema considerado como indiferente. El 3% restante -según Azkuna- son "los de siempre".

Bueno, es un análisis como otro cualquiera pero sin ningún tipo de fundamento. Este editor no quema, ni pinta, ni destroza, ni mata, ni secuestra, ni extorsiona, ni amenaza... luego ni se encuadra en ese 3% ni tampoco en en 97% restante que afirma Azkuna.

Como mal menor, puestos a poner alguna bandera, que pongan la del Athletic para liarla más. Con lo de las banderas (igual que con lo del crematorio) las cosas están mal hechas. Hablando de las banderas en cuestión y, desde un punto de vista jurídico, la postura de la Alcaldía socialista donostiarra es mucho más práctica y, demostradamente efectiva.

No sé porque me está empezando a pegar en la naríz que todo este jaleo de banderas, violines o devoluciones del impuesto de terrazas en Aste Nagusia´07 (no efectuada hasta la fecha), son meras tretas para llenar portadas y para que no se vea o se véa lo menos posible lo de la operación especulativa de relleno en el Canal de Deusto, el tema de los ancestrales ruídos en el acceso a Bilbao por Sabino Arana o la "cantada" del crematorio junto a las viviendas de la Plaza del Gas.

FOTOGRAFÍA: Luis Ángel Gómez para Diario El Correo