¿Cree que los impuestos que pagamos o las limosnas que damos, deben utilizarse en ayudar a los que necesitan, sin pedirles ninguna contraprestación, aunque la puedan dar?
¿Cree que los receptores de la caridad, aun reivindicando sus legítimos derechos de recibirla por ser de los servicios sociales del Estado, deben adoptar una actitud meramente pasiva, sin realizar lo que puedan o deban hacer para el bien de todos?
¿Cree que devolviendo todo o parte de lo que han recibido, se crearía mas riqueza para poder extenderla a otros necesitados?
¿Es justo despilfarrar recursos en unos pocos, que son necesarios para la vida de otros?
¿Cree que hay acciones caritativas, intrínsicamente buenas, que por ser discriminatorias se convierten en injustas?
¿Es justo enseñar a pescar en vez de entregar peces gratuitamente?
La caridad no debe ser un sentimiento vago de compasión o enternecimiento superficial por los males de otras personas, próximas o lejanas. Es el compromiso por el bien común. La solidaridad excluye toda forma de egoísmo y de arrogancia, pues trata de que las personas alcancen el bien común. Esto se ve en el enorme movimiento del voluntariado, que cada vez va creciendo más a través de las ONG.
Cuando hacemos donaciones a organizaciones de caridad, debemos comprobar cual es la relación existente entre lo que perciben como donativos, lo que entregan a los beneficiarios y lo que se quedan para gastos operativos. También conocer cuales son los programas que tienden y el éxito de los mismos.
Dos ejemplos que aclaran el concepto de caridad, pero teniendo que devolver el favor recibido.
Ejemplo 1: Hay una ONG en New York que se dedica a atender a personas mayores que están solas en casa y que por algunos impedimentos no pueden ni salir a hacer los recados más indispensables. (Falta de automóvil, limitaciones físicas, económicas, mentales, etc.).
Los voluntarios de esta organización llegan a esas casas o apartamentos y les hacen todo lo que los ancianos necesitan, desde los recados de la compra, hasta las pequeñas reparaciones que necesitan en la casa.
A cambio de estos servicios gratuitos les piden a los ancianos que les devuelvan su agradecimiento, realizando algo de lo que puedan hacer, para resarcir a la comunidad lo que la comunidad les da. Es condición indispensable el devolver algo, en relación con lo que se ha percibido, con el fin de ir aumentado el número de beneficiarios.
La mayoría de las veces, los ancianos dicen que no pueden devolver nada, porque no tienen nada y porque no saben o no pueden hacer nada, que a otras personas les sirva para algo. Los voluntarios les proponen un listado de actividades, para que elijan cual de ellas pueden realizar en beneficios de otros.
Están son algunas de ellas, aunque la cantidad puede ser cambiada, según las circunstancias.
Si tiene teléfono, puede hacer 10 llamadas diarias a otras tantas personas que estén en la misma situación de incomunicación. Si no tiene a quien llamar, la ONG le facilita 10 direcciones o más para poder hacerlo. Llamará para:
- Recordarles la hora en que tienen que tomar las medicinas y las cantidades prescritas.
- Hablará con ellas de las últimas noticias o les preguntará por sus familiares, o amigos.
- Si sabe y puede cocinar, la ONG le facilita los alimentos y los ancianos prepararán pasteles o comida caliente, para que la ONG la reparta entre los que no pueden cocinar y dependen de la asistencia pública.
- Si sabe y puede leer, le llevan a su casa a algunas personas, que no pueden o saben leer, para que les lea algún libro, periódico, revistas, etc. Incluso para que les enseñen la lectura básica. Puede que le lleven a casa de alguna persona que no puede salir.
- Si le gustan los niños, le adjudicarán algunos niños que no tengan abuelos, para que lo sean de éllos, así pueden transmitir todas los conocimientos a otras generaciones y los niños se sienten muy felices, con sus nuevos abuelos de adopción.
El número de actividades que sugieren a los ancianos es muy amplio y van cambiando periódicamente, en función de que los ancianos también puedan entregar parte de lo que tienen, para que no sea solamente recibir, sin dar nada. También sirve para que sus días estén llenos de actividades.
Ejemplo 2: También estuve en un comedor social, de una extraordinaria y antigua orden religiosa que facilita comida gratuita a todos los necesitados que allí se presentan, sin preguntarles por su documentación o situación inmigratoria o económica.
Pregunté a los responsables del comedor, si a los asistentes les sugieren que devuelvan a la comunidad algo de la comunidad les da, pero no les requieren ninguna devolución.
Por lo tanto la preparación, realización y servicio de la comida, recogida de los platos sucios, limpieza y fregado, lo tienen que hacer los religiosos y los voluntarios. Es cierto que los necesitados tienen que emplear su tiempo en actividades como trabajar o buscar trabajo, pero no es menos cierto que todos pueden tener unas horas semanales libres, para devolver a la comunidad lo que la comunidad les regala tan desinteresadamente. No siempre los que se acercan al comedor, están trabajando o buscando empleo. Por lo tanto, la mayoría podría participar en la labor comunitaria del comedor.
Los voluntarios podrían dedicar el tiempo que emplean con la preparación de la comida, en conseguir nuevos donantes de tiempo, producto y dinero para que los comedores no tengan las angustias económicas que tienen normalmente.
Los necesitados podrían sentirse mejor, si pueden devolver parte de lo que han recibido, incluso puede haber profesionales entre esos necesitados, y dedicar un tiempo como voluntario, que enseñe a los otros una formación profesional para empezar la vida laboral.
Esos mismos beneficiados podrían dedicar unas horas semanales a atender a personas mayores necesitadas que no tienen quien les cuide. Así dejarían de ser esos beneficiados una carga para la sociedad, pues están devolviendo parte de lo que les dan.
En Europa cuando llegan los inmigrantes, documentados o no, inmediatamente solicitan los beneficios sociales a los que creen que tienen derecho, según las leyes de cada país de acogida, que aunque ellos no las han hecho en su beneficio, son muy benévolas para los inmigrantes. Tampoco nadie les pone obligaciones de devolución de los beneficios sociales que reciben. Esta es una de las grandes quejas que tienen los europeos, contra algunos grupos de inmigrantes, que cuando pueden, no devuelven a los demás lo que han recibido gratuitamente.
Hay acciones que son buenas, como la de ayudar a los que lo necesitan, pero pueden ser injustas por las siguientes razones:
- Por justicia comparativa con otros ciudadanos que no tienen acceso a esos beneficios, dedicados exclusivamente para los inmigrantes o determinados colectivos marginales, incluso aunque provengan de los impuestos que han pagado los ciudadanos normales, los cuales se sienten injustamente tratados por las autoridades locales y estatales.
- Porque no tienen una contraprestación social de los beneficiarios, por lo que están recibiendo, lo que suele conllevar a que los fondos destinados a esas prestaciones, se terminen rápidamente por los abusos y otros colectivos no puedan acceder a ellos. Si los tuvieran que ir devolviendo, a medida que sus necesidades van desapareciendo, o haciendo otros trabajos sociales compensatorios, el acto del donativo, seguiría siendo bueno pero mucho más justo.
- Porque esas situaciones de recibir sin tener que devolver nada a cambio, suele originar, que se crea un colectivo de vagos profesionales o personas acostumbradas a recibir para toda la vida, incluso creyéndose que tienen derechos adquiridos. Son los llamados pobres o parados institucionales.
La concesión de becas, debe conllevar a su vencimiento la devolución, pues no es lógico, que con el dinero de todos, le den una beca a alguien que lo necesite o no, porque tenga unos meritos muy discutibles y cuando haya terminado la carrera profesional, se sitúe en una posición de privilegio, sin ninguna obligación con la sociedad que le elevó a la nueva situación.
Lo mismo sucede con los prestamos sin garantía, que se dan a determinadas personas o colectivos y que llevan el compromiso de devolverlo entre todo el grupo, para que haya otros que puedan seguir utilizándolos.
Hay que hacer de la solidaridad una cultura, es una grave obligación moral que debe promoverse en la formación de los jóvenes y que figure en los nuevos modelos de desarrollo de las naciones. Solidaridad significa: Adherirse, respaldar, unirse, apoyar, participar, fraternidad, camaradería, caridad, generosidad, filantropía, ayuda, etc. e incumbe tanto al que da como al que recibe.
Nada ni nadie, puede sustituir las instituciones públicas o privadas que ejercen la caridad, pero a medida que se van volviendo complejas en su administración y gestión, deben dar paso a otras mas dinámicas, que lo hagan mejor. Estas instituciones deben poner en práctica obligatoria, la devolución de los favores realizados, para así poderlos extender a mas necesitados.
Es de bien nacidos el ser agradecidos y más disfruta el que da que el que recibe la caridad es la acción libre y voluntaria de amar al prójimo por si mismo, como dice el Evangelio: Amaros los unos a los otros como yo os he amado ¿De que sirve la fe sin obras?
Todos tenemos un derecho innegable a que nos ayuden, pero a todo derecho, corresponde una obligación, que es la de devolver cuando podamos, lo que hemos recibido.
En distintas proporciones y cantidades, todos tenemos las 3 T’s Talento, Tiempo y Tesoro (dinero). El que no disponga de Tesoro (dinero), puede entregar Talento y Tiempo.
La ética de la solidaridad, debe buscar en el interior de las organizaciones, de los estados y de las naciones, la eficacia de las instituciones, instalando mecanismos adecuados para los intercambios del reparto de las riquezas, pero sin perder de vista lo que los receptores puedan aportar.
FUENTE: Paco Gras, Dallas (EE.UU)
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