RIZANDO EL RIZO (I)

Regina Otaola, alcaldesa impuesta en Lizartza en contra de más del 95% de la voluntad electoral de dicha población, cambia ahora de táctica provocativa.

En el comienzo de su legislatura -impuesta ya que no representa más que a un escaso 5% de los vecinos de Lizartza- Otaola (PP) optó por una actitud totalmente provocadora haciendo ondear la bandera española y, ello, que nadie discute, con una Ley a la medida en la mano.

Las Leyes, así se concibieron desde tiempos inmemoriales, se dictan para convivir y no para crispar. ¿Alguien me puede decir que es la española una bandera no querida por el 95% de la población de Lizartza? Pues Regina Otaola es la típica persona que debe figurar de una forma protagonista y victimista día sí y día también en los medios de comunicación.

No en vano, el mismo Partido Popular la presentó como candidata a la presidencia de la Federación Española de Municipio y Provincias (FEMP) y ello, con esa especie de política inspirada por Soraya Saénz de Santamaría (heredada de su padre) y bendecida por los Acebes, Zaplanas y la Espe. Una política con el visto bueno de Rouco, Cañizares, Sebastián y el Ala dura de la Iglesia franquista española. Una política bendecida por el istriónico Alcaraz y su AVT (la que ahora pide subvención al Gobierno Vasco).... en definitiva, una especie de política que relaciona derecha con terrorismo y a éste con victimismo. En otras palabras... cuando más víctima seas eres mas elegible.

El propio PP concadena términos similares: eta-batasuna-anv-separatistas-nacioanlistas-abertzales-vascos-euskalduna y.... la Orquesta Mondragón si procede. Para un Acebes de turno... todo vale.

Evidentemente, una fenómena como la citada, experta "cum laudem" en crispación, no salió elegida como presidenta de la FEMP pero, como no puede ser de otra forma, necesita su "dósis" en la Prensa. De criticar a Odon Elorza por no ondear la bandera española en Donostia, hoy mismo, donde Regina reina con un tropel de guardia pretoriana, no ondea enseña alguna.

Dando tal batalla por perdida tras la absolución de Elorza por tales acaeceres, a Otaola se le ocurre una "nueva". Repito, la cuestión es salir en el Telediario (banderas... nada, amenazas de muerte por parte de un vecino... nada, chorradas varias... nada). ¿Qué inventar?

Pues nada... regreso al futuro XXI, o sea, a 1939. Hala, a cambiar los nombres de plazas y de calles al más puro estilo franquista. Porque no le gusta como se llama la plaza de ese pueblo que no es el suyo... cambio de nombre vía decreto de Alcaldía y punto pelota (al fin y al cabo... no tiene oposición... vamos... como en los Ayuntamientos del franquismo).

Son cosas que a Otaola le parecen normales pero que no dudaría en echarse a la yugular política de cualquier político vasco que, en virtud a una mayoría absoluta (electoral y no político-judicial, como la suya) le diese por cambiar calles y plazas de la "Constitución" por otro nombre, incluído el de Askatasuna, ya que, en castellano, significa libertad, aunque eso de "askatasuna" quizás le sonase algo "etarra" a alguien que añora aquéllas calles plazas con Generalísimos, Molas, Sanjurjos o Joseantonios.

Pues mira por dónde, a la plaza mayor o del ayuntamiento en Lizartza, a la misma Otaola le ha dado por llamarla plaza de la Libertad o Askatasun Emparantza. ¿El paso siguiente? No lo sé... el cura, el médico y el farmacéutico bajo palio (aunque tenga que traer al abad de El Valle de los Caídos). Con lo del cabo-comandante de puesto de la Guardia Civil no iba a tener mayor problema ya que podrían llevar a los que patrullan la "frontera" del Bidasoa, ya saben Vds., el famoso río y único en el mundo cuyas aguas contienen el mismo cloro que el de una bañera en el barrio donostiarra de Intxaurrondo ( Mejor una Insalus que Aguas Galindo).

Conste que esto no lo digo yo... lo dijo la autopsia de Lasa y de Zabala y esta, me imagino, la practicaría algún forense. Hoy, afortunadamente ya tenemos a diario lo del CSI y lo del ADN, no vaya a ser que a un señor cualquiera de 70 años que va a renovar el DNI le dé por "tirarse" esposado al Ebro a su paso por Miranda.