Este Sr. sólo parece acordarse de los casi 6 millones de parados, de la recesión, de que -casi- eliminan la ayuda básica de los 400 euros a las gentes que han agotado la prestación de desempleo; cuando, a duras penas, lee un discurso prefabricado al efecto que ni él mismo entiende y, desde luego, ni le interesaría entender.
En realidad, se la trae al pairo todo eso. Él es el monarca y, el resto, simples súbditos. Ha hecho siempre lo que le ha venido en gana, lo hace y lo hará hasta el último de sus días. Es una cuestión de acomodo, de irresponsabilidad, de falta de empatía, de escasa o nula solidaridad con "su" Pueblo. Con la que está cayendo, gastar ese dineral en ir a darse una vuelta en yate con sus amigotes, o amiguitas o con la coorte que ríe sus chistes de mal gusto, beben y comen a la chepa de éste quasi-iletrado... sólo tiene un par de nombre: amoral y anti-ético. Pero ya sabemos cual es la doble moral de este denominado rey, que, y de ésto no debemos olvidarnos, lo es a título sucesorio de un militar golpista.
De este modo, Juan Carlos salió ayer a navegar con el Fortuna y comió en alta mar con la tripulación del barco y diversa gente sin identificar. Para justificar el paseo se ha dicho que “los técnicos de mantenimiento habían aconsejado mover el yate, que lleva mucho tiempo sin salir de puerto”, y el Monarca decidió "sacrificarse" y acompañar a la tripulación, según confirmó la Casa Real. Eso sí, omiten la presencia de terceras personas en dicha "sacrificada" salida.
Luego, un recurrido "Lo siento, me he equivocado y no va a volver a ocurrir" asunto resuelto. Lamentable.
El Borbón embarcó en Mallorca a las nueve de la mañana y regresó a las cinco de la tarde. Llenar el depósito cuesta más de 25.000 euros. El Fortuna, que fue un regalo de los empresarios y banqueros de Baleares al Monarca (regalo al que yo encuadro más en un supuesto ilicito legal de prevaricación), está valorado en 18 millones de euros y ha pasado a ser propiedad de Patrimonio Nacional, de este modo el Erario público se encarga de su mantenimiento, puesta a punto y asume los gastos.
Reconozco que no deja de ser una buena jugada eso de pasar la titularidad de la embarcación a Patrimonio del Estado. De esta manera, lo pagamos todos pero sólo lo disfruta él con quién él elige. ¿Podría utilizarlo yo? ¿Acaso no contribuyo a su mantenimiento? ¿Tenemos claro los conceptos Patrimonio del Estado y Erario público?
Y así, todos los días. ¿Hasta cuándo éstos desmanes?
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