Me enseñaron en las obras de caridad que había que visitar a los enfermos, honrar a los muertos y dar agua al que tiene sed. Y todo el catecismo se basaba en el amor y en el perdón. Y en la ejemplaridad.
La monarquía española y el rey ha demostrado que es una Sociedad Anónima sin alma. Un apaño dejado en herencia por el General para dar la mano, inaugurar jornadas, regatear, llevarse bien con dictadores, soltar discursos en la Pascua Militar, revisar tropas, soltar chistes verdes en momentos inoportunos, no leer un libro en su vida y gustarle lo zafio y cuartelero.
Si alguien carece de vista vamos a ponerle ante sus ojos dos ejemplos de esta semana.
Fallece el padre de Iñaki Urdangarin. Esta familia celebra lógicamente su funeral en Armentia. Viene de Washington su hijo con su esposa e hijos. Lo obligado. Lo han hecho bien. Y les visitan en privado la reina Sofía, Elena e Irene. Pero no van al funeral. Mucho menos Felipe de Borbón y Letizia. Pero si van a múltiples saraos. ¿Qué imagen proyectan?. De desistimiento, de no cumplir sus obligaciones familiares, de gélida indiferencia, de prepotencia. Y de cobardía. No quieren dar la cara. Nada que ver con la doctrina cristiana a la que tanto aluden.
La otra. El rey y la reina deciden no celebrar el cincuenta aniversario de su boda. Se casaron en Atenas. Mientras la censura lo ha permitido, los crédulos pensaban que era un matrimonio al uso, con sus más y sus menos. Como todos. Pues no. El marido la ha sido infiel a sus señora esposa desde siempre y esta no está dispuesta a seguir con la farsa. Mucho ha debido aguantar la buena señora para que algo tan redondo como un cincuenta aniversario no quiera ni celebrarlo. Pero es su Católica Majestad, la del matrimonio indisoluble la culpable de todo. Eso sí. Se van a corridas de toros, regatas, carreras de Fórmula Uno.
Ya lo vimos cuando falleció Miguel Delibes. El cazador de elefantes se fue a Qatar. Todo en esta cara familia es falso y muy poco ejemplar.Y esto, en una semana.
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