España, acosada por la crisis económica y el jefe del Estado se dedica a la caza de elefantes
El pasado mes de enero la Mesa del Congreso tumbó la mayoría de preguntas cursadas por ERC sobre las cuentas de la Casa Real y cómo reparte la asignación que recibe cada año con cargo a los Presupuestos Generales. El grupo parlamentario de la Izquierda Plural registró también en la Cámara una iniciativa en el mismo sentido. La respuesta que recibieron es que algunas de las preguntas tratan de temas “ajenos al Gobierno”, que es quien está sometido al control de la oposición parlamentaria, y otras tocan “asuntos personales” de la Familia Real. En este último apartado es de suponer que entrarían las habituales prácticas de caza del Rey, incluido el coste que representa al Estado español.
Hoy, el Monarca se encuentra hospitalizado tras un accidente ocurrido precisamente mientras cazaba en Botsuana. Un comunicado de la Casa Real ha informado con diligencia del accidente, pero ha ocultado las circunstancias lamentables del mismo. Como hizo en 2006, cuando el Rey se vio implicado en un suceso lamentable durante la caza de un oso en cautiverio en Rusia.
Rusia abrió una investigación.
En aquella ocasión, la Zarzuela confirmó que Don Juan Carlos había estado cazando, pero negó que hubiera matado a un pobre “oso amaestrado” al que habían emborrachado con vodka durante la cacería “organizada por el rey de España”. Los medios de comunicación rusos se revolucionaron con aquel asunto y el gobernador de la región de Vólogda, Viacheslav Pozgaliov, llegó a abrir una investigación. De acuerdo con las versiones de la prensa local, el monarca español llegó a la mencionada población en un avión de la Fuerza Aérea con un séquito de 29 personas, tras reunirse a orillas del mar Negro con el presidente ruso, Vladimir Putin.
“Su Alteza Real Juan Carlos mató a Mitrofan de un disparo”, decía una carta del guarda forestal sobre la muerte del oso, que fue reproducida por los medios rusos.
La Mesa del Congreso rechazó tramitar las preguntas de ERC.
Como en este enero, la Mesa del Congreso rechazó admitir a trámite la batería de preguntas que ERC presentó entonces sobre este caso. Esta formación cuestionaba la “afición cinegética” del Jefe del Estado, reclamaba al Gobierno que aclarara el episodio y advertía de que, para la Familia Real, “es un mal marketing ante las nuevas generaciones hacer bandera de la muerte”.
La silla a la medida del Rey.
A finales del año pasado, el partido animalista PACMA denunció que mientras el monarca sigue con su “afición”, más de “80 millones de animales mueren cada año por gente sin escrúpulos”. Hizo estas declaraciones junto con el anuncio de que el Rey había ordenado fabricar para él “una silla ergonómica con respaldo y apoyabrazos” para poder seguir disfrutando de la caza a pesar de sus problemas de salud.
La escopeta que el Rey ordenó fabricar.
No era la primera vez que el Rey dedicaba fondos a su causa. Según desveló Vanitatis, entre la amplia colección de escopetas con que cuenta el Monarca, se incluye un arma que se hizo fabricar “con un diseño ultramoderno con dos cañones superpuestos adaptados al tiro de perdiz” durante “una mala racha en la que atinaba poco”.
Indignante.
En la denuncia del partido animalista se consideraba “indignante que mientras las protectoras de animales, que desempeñan una labor encomiable y altruista, se quedan sin subvenciones y sufren los devastadores efectos de la crisis, el Estado financie la actividad ociosa del Rey Juan Carlos, que consiste en la matanza de animales por puro placer”.
Jefe del Estado.
El gusto del jefe de Estado por la caza es cuestionable desde dos puntos de vista, primero porque es una práctica altamente costosa, censurable especialmente en un momento de extrema crisis económica, con más de 5 millones de parados y con familias españolas en una situación precaria. En segundo lugar, desde el punto de vista moral, ya que no precisamente un buen ejemplo para los más jóvenes, que deberían ser educados en el respeto por los animales.
En 1990 fue prohibida la caza de elefantes en África.
Por otra parte, en particular la caza de elefantes es una de las más polémicas porque muchos expertos han advertido de su peligro de extinción y por el negocio del tráfico de marfil. En 1990 se prohibió totalmente su práctica en todos los países de África, aunque se siguen matando miles de ejemplares cada año. Actualmente, su prohibición a nivel internacional no queda clara ya que hay países donde está permitida, como Sudáfrica, y otros, como Camerún, donde está perseguida y penada.
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