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viernes, 24 de febrero de 2012

PICHICHI: El "AS” QUE NUNCA SE ENTRENÓ (Por Tellagorri).

He leído algunas notas sobre "Pichichi" aquel gran jugador de fútbol bilbaíno que llenó toda una época y que, para quienes lo tratamos en el terreno de la amistad y le vimos jugar tantas veces, no ha tenido igual, ni entonces ni ahora. Fue genial, sencillamente. Porque hay que tener en cuenta que a "Pichichi" nadie le enseñó nada, él se lo aprendió y lo inventó todo.

Un día hace un par de años me decía el gran internacional Perico Vallana, que tantas veces jugó contra "Pichichi":-Todos las marrullerías, fintas, trucos, engaños y "biógrafo" que saben los futbolistas de hoy, los sabía de corrido "Pichichi” sin haberlo visto a nadie: todo se lo inventó él."Pichichi" (Rafael Moreno-Aranzadi) pudo haber sido un intelectual: era pariente de don Telesforo Aranzadi y de don Miguel de Unamuno; pero les tenía aversión a los libros. "Cuentos", solía decir, refiriéndose lo mismo a los trabajos antropológicos de don Telesforo como a los filosóficos de don Miguel; lo mismo a las grandes novelas que a los libros de texto. Nunca quiso ni verlos. Y así no se puede ser intelectual aunque entre los ascendientes esté aquel par de sabios. Pero listo, inteligente, era como él sólo. Ahí estaba el secreto de sus éxitos como futbolista. Porque nunca fue un atleta, en su apariencia al menos.

Como que el año que le correspondió hacer el servicio militar fue declarado "inútil temporal" por estrecho de pecho. El año siguiente anchó un poco e hicimos juntos la "mili" en el regimiento de Garellano, de guarnición en Bilbao. Por cierto que también eso, como todo en su vida, lo tomó a beneficio de inventario. Entraba en el cuartel displicentemente con las manos en los bolsillos del pantalón, sin ninguna marcialidad, con la cabeza un poco gacha, silbando bajito, y se iba a su "compañía" sin fijarse en nada ni en nadie; a su paso se cruzaba con tenientes, con capitanes y alguna, vez hasta con el mismo coronel, pero "Pichichi" no reparaba en ellos ni les saludaba.

Discutiendo un día con Isidro Lángara aquí, en Buenos Aires, sobre valores del fútbol, y como yo le dijera que jamás había visto un jugador como "Pichichi", no lo admitía y aseguraba que hoy se juega mucho más rápido. En resumen, que "Pichichi" sería hoy uno de tantos. Pero con ser Lángara un hombre que tan bien jugó y que tanto entiende de fútbol, su opinión en este caso no puede ser definitiva… porque no alcanzó a ver jugar a "Pichichi". Yo sí lo vi muchas veces y he visto luego allí a quienes se llamaron Félix Sesúmaga, Regueiro, Chirri, Pagazaurtundua, Iraragorri y algunos otros delanteros notabilísimos, pero "Pichichi" era "Pichichi".A poco de venir a Buenos Aires vi un partido entre River y San Lorenzo en el estadio de Nuñez. Sería allá por el año de 1942 ó 43.

Quedé admirado de lo bien que jugaban todos, de lo rápidos que eran, de lo bien que se desmarcaban, de cómo dominaban la" pelota, haciendo juegos malabares con ella… Pero no pude menos de pensar que si hubiera estado "Pichichi" en cualquiera de las dos delanteras habría marcado varios goles él sólito en aquel partido que terminó con empate a uno. ¡A buena hora habría dejado escapar “Pichichi'' las ocasiones que perdieron los delanteros de uno y otro bando frente al arco!.Con motivo del último Argentina-España que se jugó en Madrid, me decía Vallana, que presenció el partido:-Merecido triunfo el de los argentinos pero si llega a estar allí “Pichichi” marca media docena de goles.A otra gran “camiseta vieja” de nuestro fútbol el donostiarra Eusebio Leturia, que jugó muchas veces contra "Pichichi" y que ha visto, allí y aquí, muchos partidos, de fútbol, le pregunté un día:-De todos los jugadores que has visto en tu vida ¿cuál te ha parecido el mejor?-"Pichichi", sin la menor duda.

Y valiente de verdad. No le tenía miedo a Mariano Arrate, que entraba a la pelota y al jugador contrario como una sola.Lángara como he dicho antes, sostenía que no se pueden comparar los viejos tiempos con los de hoy, que ahora se juega con una rapidez entonces desconocida, que los jugadores de hoy están magníficamente entrenados. Cierto, y las hazañas futbolísticas de "Pichichi" adquirieron mayor relieve si sabemos una pequeña cosa que "Pichichi" no se entrenó nunca. El único entrenamiento suyo para un partido era el partido anterior. Ni se entrenó nunca, ni se duchó nunca, ni siguió un régimen alimenticio como se hace ahora, ni nada de nada. Se ponía el pantalón corto, la camiseta, las botas y al campo.

Si le hubieran entrenado como se hace hoy, y duchado, y masajeado, y alimentado racionalmente ¿qué habría sido?. ¡Cómo jugaba!. ¡Con qué rapidez, con qué dominio de la pelota, con qué pases a sus compañeros, con qué "dribblings", con qué colocación, con qué soberanos cañonazos al arco lo mismo con un pie que con el otro o con la cabeza!.¡"Pichichi" tirando al arco!. Una tarde se jugó en el campo de Jolaseta un célebre partido entre el Alhletic de Bilbao y un gran equipo inglés. El portero de éste equipo pasaba por ser uno de los mejores de Inglaterra, y cuando le dijeron que entre los jugadores bilbaínos había un muchacho que podía darle disgustos, sonrió despectivamente. Era un hombre alto de dos metros, ágil y con la vista de lince. Dificilísimo marcarle un gol como no fuera desde un par de metros.

Le contaron a “Pichichi” lo de la sonrisa despectiva del inglés.-Bueno, ya veremos.En un momento del partido, “Pichichi" se hizo con la pelota hacia el centro del campo y arrancó con ella como una flecha, con aquella velocidad asombrosa que tenía. Regateó limpiamente al medio derecho que quiso cortarle el paso, y siguió adelante; regateó también al defensa que le salió al encuentro y encontrándose a unos veinticinco metros del portero inglés, regalándole la distancia que pudo muy bien haber acortado le gritó:-¡Ahí te va esa, Yoni- y le disparó con la izquierda semejante chupinazo que para cuando el inglés quiso hacer algo, ya no tenía nada que hacer, pues la pelota estaba muerta dentro de la red.Sería cosa de nunca acabar el relato de las mil hazañas de "Pichichi", de los muchos partidos que ganó con jugadas personales para el Athletic, aquel equipo de "amateurs", estudiantes y oficinistas de los punterazos que daba a los contrarios en los tobillos para agarrarse enseguida un pie y empezar a dar gritos y ayes de dolor.

Las sabía todas. Un día que jugaba el Athletic contra el Arenas en el campo de éste, y comprendiendo "Pichichi" que aquel partido se perdía, hizo a sus partidarios del público una seña, se echaron éstos al campo y se suspendió el partido, dándose por no jugado.Lo que digo, sería cosa de nunca acabar.

(Tellagorri)Euzko Deya de México Nº 184. Octubre de 1955.

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