La izquierda abertzale y el 20-N. La antigua Batasuna ha tenido posturas contradictorias sobre las generales.Tras el anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de que adelantaba las elecciones generales al 20 de noviembre, a la izquierda abertzale le faltó tiempo para instar a utilizar dichos comicios como "palanca" para consolidar el "nuevo tiempo abierto en Euskal Herria con el objetivo prioritario de desarrollar un proceso de paz y soluciones democráticas que traiga el fin del conflicto histórico" entre el País Vasco y el Estado español.
La trayectoria de la izquierda abertzale demuestra que su participación en las contiendas electorales estatales no ha estado siempre tan asumida como da a entender ahora, llegando a tener posiciones directamente contradictorias. Tras el fin de la dictadura, su rechazo a participar en las instituciones vascas tuvo su reflejo en el Congreso de los Diputados. En las primeras elecciones democráticas de junio de 1977, la miríada de siglas en que se dividía -Herri Batasuna se constituyó en abril de 1978- tomaron posturas a su vez diversas: mientras EHAS, LAIA y KAS propugnaron la abstención, ANV, ESB y Euskadiko Ezkerra concurrieron, aunque con pobres resultados. Tan solo EE logró un diputado y un senador.
No fue hasta las generales de 1989, cuando HB cosechó los mejores resultados de su historia en unos comicios estatales -obtuvo cuatro diputados y tres senadores-, que su actividad institucional empezó a normalizarse. Previamente, se produjo un intenso debate entre sus bases en el que se impusieron los partidarios de asumir cargos fuera de Euskadi. Entre ellos estaban dirigentes como Iñaki Esnaola, Patxi Zabaleta o Txema Montero.
Ya en esta época, los diputados de HB empleaban la fórmula "por imperativo legal" para acatar la Constitución al recoger sus credenciales. El Tribunal Constitucional aceptó este procedimiento en abril de 1991, después de que el entonces presidente del Senado, Juan José Laborda, considerara que José Luis Álvarez Enparantza, Txillardegi, José Luis Elkoro e Iñigo Iruin no habían completado su condición de senadores.
La presencia de la izquierda abertzale en la Cámara Baja tuvo un final abrupto tras las generales de 1996, toda vez que sus dos diputadas electas, María Jesusa Arostegui y Begoña Begoña Galdeano -ambas familiares de víctimas de los GAL- fueron desposeídas de sus actas al no cumplir ninguno de los requisitos para tomar posesión de las mismas.
Tras sus llamamientos explícitos a la abstención en las últimas convocatorias estatales, que incluían el boicot a los partidos vascos que sí concurrían, la antigua Batasuna pretende desandar, quince años después, el camino recorrido.
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