Toda mi vida he convivido con la violencia. Estoy cansado , pero también lo estoy de este sistema presidido por un bipartidismo y sus intereses, que no ha sido capaz de abordar una solución constructiva para este asunto.
De un lado , la violencia de los aparatos del Estado, previa a ETA y de otro la de ETA,ninguna justificada,han consituido una pinza , que ha hecho que pocos sean los días en este pais en los que no se conmemore el que alguna familia haya tenido que llorar. Son muchos los años que venimos soportando un aguacero de lágrimas y dolor con pequeños paréntesis, en los que se dibujaba en el horizonte un arco iris, pero que al poco se quebraba y se sustituía, de nuevo, por un jirón negro.
Procesos de paz ha habido unos cuantos, todos fracasados, ya es casualidad y veremos, ahora, lo que pasa con éste. Con los años me he vuelto escéptico.
Ante un proceso como el iniciado y viendo experiencias pasadas me pregunto ¿por qué en otros lugares, como en Irlanda, los procesos avanzan y aquí no? ¿Por qué cuando se aborda un proceso de estas características en el Estado español, a diferencia de otros sitios, surge un ruido de fondo informativo, basado, primero en la búsqueda de vencedores y vencidos y, luego, en la descalificación sin dar una mínima oportunidad a la resolución de un conflicto ,que, guste o no, tiene una base política y a la paz en sí misma? ¿ Tenemos miedo a que Euskadi se normalice?
Al poco de realizarse la declaración de Bruxelas, oí decir a Brian Currin, en un acto en el Kursaal, que la solución al problema irlandés se empezó a tejer ya en la época de Margaret Tacher y el tema llegó hasta la época de Tony Blair, que se materializó con la famosa declaración de Downig street. Se trataba de primar, por encima del interés de los partidos, la resolución del conflicto y todos arrimaron el hombro, algo que me resulta impensable por estos pagos con una democracia de bajo nivel, unos medios de comunicación muchas de las veces impresentables y un sistema sometido al cortoplacismo y al rendimiento electoral inmediato.
Con el respeto a todas las sensibilidades, la paz es algo que pertenece a toda una sociedad y las futuras generaciones tienen derecho a recibir un país en paz, con un conflicto politico resuelto y con las heridas curadas así como a conocer toda la verdad ,por cruda que sea de cuanto aquí ha ocurrido para que nunca más vuelva a pasar. Ello, no significa olvidar sino todo lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario