
Mientras Catalunya estaba sojuzgada, sin libertades, él medraba en el régimen y se convertía en uno de los ejecutores más eficientes del ministro Jesús Solís, el de los sindicatos, el de las paradas deportivas, el de los homenajes a un asesino. Y nunca condenó el franquismo.
No mento en este recuerdo su labor al frente del COI. Para eso está el 99% de los medios de comunicación que solo van a resaltar esta faceta de su vida, ignorando culpablemente la otra, la del ejecutor de una dictadura siniestra. Que nadie se extrañe pues lo que le está ocurriendo al juez Garzón cuando ante el fallecimiento de uno de los dirigentes de un sistema como aquel, es tratado con semejante ditirambo. El propio rey, que no tuvo tiempo de ir al funeral de Miguel Delibes, ya ha salido a mostrar el dolor por la pérdida de este buen franquista. Descanse en paz, lo que él en vida del dictador, no permitió a los demócratas.
FUENTE: Blog del senador Iñaki Anasagasti.
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