
Juan Carlos I llegó al trono literalmente con lo puesto. Se dice por cronistas del momento que incluso tenía que pedir el dinero a su padre, para visitar a su novia en Atenas. Labrándose un futuro El comienzo de su autosuficiencia económica, se remonta a 1962 (coincidiendo con su boda con Sofía), cuando el banquero Luis Vallas Taberner comenzó a administrar una “suscripción popular” que aportaría liquidez económica a los recién casados. En aquella "renta básica real" colaboraban además de otros banqueros, muchos nobles y empresarios del franquismo, según indica Patricia Sverlo (seudónimo del autor) en su libro Un Rey Golpe a Golpe.

En su libro El Negocio de la Libertad, Jesús Cacho habla de las vías de financiación personal del rey, según señala “una de las primeras formas conocidas fue el petróleo, las comisiones del crudo que importaba España para cubrir sus necesidades de energía. Nada más ocupar Juan Carlos I el trono a la muerte del dictador, Manuel Prado y Colón de Carvajal (el hombre de confianza del rey), se dedicó a remitir varias misivas reales a otros tantos monarcas reinantes, especialmente del mundo árabe, para pedirles dinero en nombre del rey de España”. Hay constancia documental de una carta firmada por Juan Carlos I y dirigida al Sha de Persia, el 4 de julio de 1977, donde el monarca, tras una descripción de la situación política dice: “me tomo lalibertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía española”.

El último escándalo real llegó de Francia, donde en la instruccióndel caso Elf (2003) por apropiación indebida, su ex presidente Le Floch-Prigent declaró sobre la compra de Ertoil “haber entregado 55 millones de francos en España a numerosos hombres políticos; en particular a los próximos a Felipe González y del entorno del rey Juan Carlos”, con el que Le Floch-Prigent aseguraba haberse visto enmúltiples ocasiones. Según José García Abad, autor del libro La Soledad del rey: “Felipe González hizo la vista gorda ante los negocietes y escapadas reales e incluso llegó a realizar alguna importante negociación en beneficio de la familia real: envió a su hombre de confianza, Julio Feo, a gestionar cerca del Gobierno griego la devolución de los bienes de la familia de Sofía, que habían sido confiscados cuando el rey Constantino fue destronado”.

Joaquín Vázquez Alonso fue el constructor que remodeló en su día el Palacio de la Zarzuela, y socio de Cardenal Pombo y Arias en varios negocios inmobiliarios. La desaparecida revista de investigación Kalegorría indicaba que próximo a este grupo estaba Francisco Sitges, ex presidente de Asturiana de Zinc y ex propietarios de los astilleros Mefasa. Esta empresa fue la encargada de construir el yate Fortuna, tras una adjudicación estatal. Sitges acabó en el banquillo de los acusadosdel caso Banesto.
El paraíso mallorquín ha sido el otro espacio de ilustres amistades del monarca, en este caso mucho más aristocráticas. Allí, Juan Carlos intimó con el príncipe Zourab Tchokotua, un aristócrata georgiano que fue procesado por un juzgado mallorquín en 1978 y en 1992 en relación con presuntas estafas inmobiliarias. En la última instrucción figuraba también su socio Oliver Mateu, otro hombre cercano al rey. El clan Mallorca se completaba con un grupo selecto de empresarios hosteleros.

Hoy el monarca navega en el Fortuna III, valorado en más del doble que el anterior aunque quieren reducir el presupuesto de combustile por aquéllo de la crísis (26.000 euros que cuesta llenar su depósito). En resumen, Mallorca es una buena fuente de ingresos para el rey en patrocinios, ropa y equipamientos deportivos, bebidas y relojes para la familia real, convertida en un atractivo modelo publicitario a veces subliminal y otras descarado.
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