LA REAL PITADA Y LOS REALES ABUCHEOS.

No ha sido casualidad, TVE lo tenía previsto de antemano y lo ejecutó casi a la perfección. La más que posible pitada al himno de los españoles en los prolegómenos de la final de Copa y entre el Athletic Club de Bilbao y el F.C. Barcelona llegó a ser la comidilla de los medios de comunicación.

La retransmisión de la cadena pública empezó en un estudio y con diferentes conexiones fuera y dentro del estadio de Mestalla, algo extraordinario en la forma de trabajar de TVE cuando emite un partido de fútbol. Sin imágenes de las aficiones, sin imágenes de la llegada de Juan Carlos al palco, sin imágenes de casi nada. Apagón informativo para evitar que se viese y escuchase la pitada al himno español. Todo demasiado premeditado. Pero lo más lamentable es que en el descanso emitieron el himno. Cuando habían comprobado que tampoco había sido para tanto, cuando comprobaron que habían metido la pata hasta el fondo.

El objetivo de "la TV de todos": invisibilizar una mayoría independentista en el estadio. Silbidos y gritos de "fuera, fuera" fueron eliminados, en una operación de 'bisturí digital', por los técnicos de la televisión que se supone cumple la función de servicio público sirviendo información veraz, plural y de calidad. En la citada versión emitida durante el descanso, el sonido ambiente había sido totalmente aminorado y el himno sustituído por una grabación.

Ese es el tratamiento que este servicio público da a un acontecimiento público deportivo relevante como la final de la Copa, vulnerando el derecho a recibir información veraz de los contribuyentes que financian dicha retransmisión con sus impuestos. Ruben Uría, comentarista de la emisora conservadora COPE, como podía leerse a las 0:27 en su web, se quejaba de "Una actitud lamentable. Una auténtica vergüenza que no se merece la Copa. Repito, la pitada ha sido monumental y absolutamente bochornosa". A este no se le puede atribuír imparcialidad alguna y, mira por dónde, no habla de una minoría.

Pero en esos momentos, que se anticipaban espectaculares, TVE decidió conectar con el exterior del estadio, devolviendo la conexión solo cuando hubo finalizado el 'bochorno'. En un comunicado comprometido, la Drección de TVE mentía descaradamente pretendiendo hacer creer que "Dicho fallo humano se intentó subsanar emitiéndolo integramente en el descanso" y que "La dirección de TVE pide disculpas por este hecho". Sin embargo la mayoría de los medios se habían hecho ya eco de la descarada manipulación de la primera cadena nacional llamándola por su nombre. La hipocresía no conoce límites y lo declarado por la vicepresidenta de la Vega es "de manual". Desde luego, no hace falta ser técnico para saberlo, por mucho de que a Maritere le de por tratarnos como a bobos.

Conclusión: no es la del cese del director del Ente Público sino la del director de deportes, el mismo responsable de la no emisión ya no sólo de la magnífica pitada sino, también, de la llegada de los Borbones al palco, acogida con un contundente y mayoritario abucheo.

Y ahora llega la derecha más recalcitrante a intentar hacer campaña -precisamente a un filofranquista como Jaime Mayor- y comenzamos a oír todo tipo de sinsentidos: ¿Alguien se cree que la mayoría de los aficionados de Athletic Club y del Barça quieren a España y a la monarquía impuesta sucesora del golpista Franco? (Esto de los "amores" de la mayoría de vascos y catalanes por España y su rey lo llegó a decir el decadente Mariano Rajoy).

De denuncias hablaba un parlamentario del PP en Melilla al igual la fundación DENAES. En este caso se propuesto que los organizadores de la pitada al himno en la final de Copa sean sancionados. Al parecer su presidente, Santiago Abascal, del PP, ha criticado en La Palestra de la COPE, la pasividad de la Abogacía del Estado ante este delito contra los símbolos nacionales. Lo del derechista Abascal no tiene sentido alguno salvo que pretendan sancionarnos a unas 50.000 personas, más las de la calle, las de las carpas, las de los bares... todo ello, en Valencia. Ahora, semejante facha, debería sumar a todos los que lo hicieron en Euskalherria y en Catalunya, en la calle, en los bares... vamos... demencial.

Por acabar, Gora Euzkadi Askatuta y Visca Catalunya Lliure... y esto, por que no puedo silbar desde estas líneas pero, si de algo vale: piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.