Cuando Bono decía 'mu'

Es el hombre del momento. El que no deja indiferente a nadie. El barón del PSOE no es un hombre de medias tintas. Levanta pasiones y suscita odios a partes iguales.

Y no suele permanecer callado. Muy al contrario. Aunque ayer prefiriera no decir ni mu. José Bono puede ser el próximo presidente del Congreso si su partido logra los apoyos suficientes para ello y consigue que los nacionalistas -de quienes el aspirante ha sido siempre verdadero azote- tragan con su candidatura.

PNV y CiU ya han dicho que sólo pasarán ese mal trago si la compensación lo merece. La enemistad con los nacionalistas se la ha ganado a pulso. Porque quien ayer prefería no entrar al trapo -siguiendo con el símil taurino empleado por Josu Erkoreka para definir a Bono-, se ha caracterizado por no morderse la lengua cuando de criticar a los nacionalismos se trataba, no al español.

Hijo de un alcalde franquista, José Bono comenzó su actividad política en 1970, cuando se afilió al Partido Socialista Popular de Tierno Galván. Ya en el 79, cuando el PSP se integró en el PSOE, fue diputado a Cortes por Albacete, su provincia natal. Y en 1983 fue elegido por primera vez presidente de Castilla-La Mancha, cargo que ocupó hasta 2004, siempre con mayoría absoluta.

Esa posición de fuerza le convirtió en uno de los barones del Partido Socialista y casi le aupó a sustituir a Joaquín Almunia tras el batacazo electoral en 2000. No pudo ser. José Luis Rodríguez Zapatero le ganó por la mano, pese a partir como favorito en la carrera a la Secretaría General del PSOE. No obstante, tendría su compensación en 2004, al ser nombrado ministro de Defensa por el que fuera su rival. De ese cargo se descabalgó argumentando razones personales.

Puede que le pesaran la negociación con ETA, el acercamiento a los nacionalistas catalanes, la tramitación del Estatut... En todo ese tiempo, Bono ha hecho gala de su procedencia y ha afilado la navaja albaceteña de su lengua para arremeter contra el nacionalismo catalán y vasco, preferentemente. De ellos ha dicho que "quieren separarse de la mesa común para comer más" o que "predican que pagar más impuestos o haber tenido un fuero hace tres siglos otorga más derechos".

Su pensamiento a este respecto queda resumido en una frase: "Existe una única nación indisoluble, que es España. Otras consideraciones deben quedar limitadas al ámbito de los sentimientos, la historia o la poesía".

Fue muy crítico con el Estatut de Catalunya, porque "no me agrada que su texto pueda ser utilizado como trampolín por separatistas y secesionistas". No le convenció el Gobierno tripartito catalán: "No quisiera molestar gratuitamente a nadie, pero la verdad es que, como la mayoría de los catalanes, aprecio más a Catalunya que al tripartito".

Mucho menos le gustó la propuesta de Nuevo Estatuto que el Lehendakari Ibarretxe llevó a las Cortes Generales. El mismo día en que esa propuesta se aprobaba en comisión en el Parlamento vasco, Bono advirtió al senador del PNV Iñaki Anasagasti que el artículo 8 de la Constitución encomienda a las Fuerzas Armadas garantizar "la soberanía, independencia, integridad territorial de España y su ordenamiento constitucional".

Aún peor le pareció la posibilidad de una consulta popular: "Lo impedirán los tribunales, la Constitución o la Policía, pero los actos ilícitos han de ser impedidos". Tampoco fue amigo de las negociaciones con ETA. Ni aprobó las medidas adoptadas con Iñaki de Juana Chaos -"Ahora que amenaza con matarse en huelga de hambre, la pena es que no lo hubiese hecho antes de matar a 25 inocentes"-.

Y fue contundente cuando arreciaron las sospechas de tortura al presunto miembro de ETA Igor Portu: "Si yo tuviese que dirigir un consejo a los guardias civiles, les diría que no haya bajas. Pero si tiene que haber bajas, que no sean nuestras". Y es que Bono lo tiene claro: "Me siento cada vez más español. Siento a España en mi corazón y la llevo hasta en el tuétano mismo de mis huesos".

Con todo ello, ha resultado incómodo en numerosas ocasiones para el PSOE y para Zapatero. Pero no le ha importado. Es más, no ha dudado en criticar a compañeros de partido. Para muestra, el comentario dirigido a Odón Elorza por no cumplir la Ley de Banderas: "Es vergonzoso que en el Ayuntamiento de San Sebastián se puedan ver carteles con las caras de criminales de ETA y que la Policía Local no reciba órdenes de retirarlas. Parece que a algunos les molesta más la bandera de España que los retratos de los criminales. Y esto, con alcalde del PNV o del PSOE, es inaceptable. No es que falte reflexión política, lo que falta es otra cosa, desde luego, falta testosterona".

Y las críticas de sus compañeros le patinan. Carme Chacón dijo recientemente de él: "No es precisamente mi ídolo. Su pensamiento es minoritario en el PSOE". Pero va para presidente del Congreso. primer traspié Con su currículum, Bono ha provocado el primer tropezón para el PSOE en las negociaciones para constituir las Mesas del Congreso y del Senado. Así lo recordaba ayer el presidente de CiU, Artur Mas, que le calificaba como el "escollo" que separa a su formación de un acuerdo con los socialistas. "Es una persona con muy poca sensibilidad hacia el concepto de Estado que nosotros defendemos. Por el artículo 26, de entrada, no nos lo tragaremos", aseguró, para añadir que "tomará nota" si el PSOE amenaza a la federación nacionalista con dejarla fuera de las Mesas si no vota a Bono. Mas recordó lo que el candidato a presidir el Congreso dijo el lunes: "A quienes quieren la exclusividad de lo diferente para forjar privilegios, yo les atizaría con la guía de teléfonos". Y tildó esas palabras de chulescas e impropias de alguien que se postula para el cargo al que Bono opta, porque cree que debería tener "un gesto de amabilidad o aproximación, para hacerse apreciar un poco".

Lo mismo opinó ayer el portavoz de CiU en el Parlament, Oriol Pujol, quien subrayó que "empieza con mal pie si quiere ser presidente del Congreso".

FUENTE: Amaia Artetxe para Diario Deia (27.03.08)