Desde un análisis político (o politológico, como se quiera) ceñido a el voto en Euskadi, la manifiesta falta de capacidad a la hora de transmitir determinados mensajes políticos es una de las mayores causas (si no la principal) del más que constatado trasvase de votos.De este modo, opino que no hay que fijarse en la tan traída y llevada bipolarización (que, en efecto, la ha habido) y sugerir a las formaciones políticas que enfoquen en esta línea sus respectivos análisis en busca a su "coladero" de votantes.
El Partido Popular, una formación política que me imagino que no estará afectada de "bipolarización", ha visto mermada de forma considerable la confianza del cuerpo electoral en sus candidaturas. Obviando a Astarloa, un madrileño que vive en Madrid y que sólo viene por aquí para revalidar su Acta de diputado, es fácil observar el giro que inicialmente tuvo el liberal-bizkaino Basagoiti tendente a abogar por posiciones o discursos más "vasquistas" (o de mayor autonomía) en el seno de esa formación política.
A este tipo de posicionamientos, inicialmente desautorizados por San Gil, se le han venido a unir las opiniones (siempre a título personal) de Alonso y de Rabanera. En un plano estatal, el andalúz Javier Arenas, los catalanes Piqué y Moragas (éste último miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP), los madrileños Gallardón, y hasta (con otro estilo) una tal Maria Cristina de Castro... están pidiendo a gritos un cambio de discurso, digamos, más centrado y menos "ultra".
Esta tal Castro, pretende o pretendía encabezar una candidatura distinta a la de Rajoy en el próximo Congreso del PP a celebrar en Madrid o en Valencia. Esto, evidentemente, dependerá si el pulso lo gana "La Espe" o Francesc Camps. Al mismo tiempo, no deja de ser curioso que a esta afiliada del PP madrileño tuvo que ser desalojada en plena campaña de una tribuna electoral al pretender compartir discurso con Rajoy.
Olvidándonos de esta "chiquilicuatre" del PP, es curioso ver como, despojado Zaplana de su parcela de poder, con un Acebes "missing", con Trillo desbarrando al más puro estilo de su hermano letrado, con "La Espe" que quiere ser presidenta, etc... tenemos a un Rajoy políticamente abatido que sólo tiene como apoyo a Soraya (la nieta de general). Es por ello por lo que en el PSOE aplauden con las orejas, al igual que lo hacemos otros sin necesidad de ser socialistas.
Me consta que esta reflexión es tenida en cuenta por algunos dirigentes populares los cuales saben que mucho voto del PSE-PSOE es más bien un voto anti-PP. En líneas generales, a nivel estatal, sólo hace falta omitir las siglas PSE y el resultado es similar. Sin ir más lejos, este Editor ha explicado hasta la saciedad que votó a Zapatero (reitero, sin ser socialista) con la única finalidad de mermar electoralmente a Rajoy.
Desde este punto de vista, es perfectamente comprensible el cambio, moderación, tono y línea que algunos dirigentes del PP vasco pretenden llevar a la práctica. Por el momento, sólo lo intentan o proponen y, por regla general, se dan contra el muro de la línea ultra-popular, la intransigente, la del discurso de la confrontación "SanGiles, Otaolas, Barrios, Barredas y Cía.".
Así les ha lucido el pelo. Con eternos candidatos a ser Lehendakari que, con acordeón o con discursos filo-franquistas, acaban aparcados en Estrasburgo (dónde, sin menor dudad en su día acabará San Gil). La única forma de que el discurso de línea dura (ultra derechista) del PP tienda a manifestarse dentro de una línea centrista es que a Basagoiti, Rabanera y Alonso; se les unan las corrientes de pensamiento interno que abanderan Piqué, Moragas, Arenas o Gallardón. En buena lógica de análisis político dejaremos de lado a la aspirante Castro (que, para que me entiendan con relativa facilidad, dentro del PP de Bizkaia llamarían una "Luisa").
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