El cardenal primado de España y arzobispo de Toledo, el valenciano Antonio Cañizares, pidió el otro día a los fieles en una misa que celebró Cuenca que “oren también en estos momentos por nuestros reyes, por su majestad el Rey que tan mal está siendo tratado, que tantas injurias está recibiendo en estos días y que crean división y enfrentamiento”.Ayer se posicionó en este sentido el sustituto de Sebastián en Iruñea. El "sujeto" en cuestión (que también es general castrense) aprovecho la ocasión para decir que "también abraza al Opus Dei como algo suyo".
Hoy vemos en Prensa que el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez manifiesta dicho respaldo de los obispos y su "cercanía" a los miembros de la familia real.
Evidentemente, que esta colección de "sujetacirios" le estén haciendo la pelota al borbón no me preocupa lo más mínimo, es más, no hay más que ver como domingo a domingo "revientan" sus iglesias dónde la gente se pega por entrar a coger sitio.
Dicho de otra manera, cada vez que hablan,pierden otro puñado de adeptos. Así que, por lo que a mí respecta, que sigan hablando. Lo que ya no me parece acorde con esa ética y esa moral y ese "no mentirás" que ellos promulgan es que hagan una especie de doble juego del que casi todo el mundo se está dando cuenta día sí y día también.
Me refiero a que esos mismos obispos son, además, los propietarios de la emisora de radio COPE. Bien, desde las 6 de la mañana tienen a un empleado suyo (Fede) divulgando su retórica tabarra hasta extremos insospechados y lanzando arengas anti-juancarlistas que llegan hasta la solicitud de abdicación.
Entonces... ¿en qué quedamos? ¿en los micrófonos de la sala de prensa de la Conferencia Episcopal dícen blanco y "sus" otros micrófonos de la COPE dícen negro?. Algún día tendrán que aclararse y, que no lo hagan por miedos ya que en una IIIª República no les iba a ocurrir absolutamente nada.
O sea, que nadie va a quemar a los curas ni las iglesias. Ya está bien de levantar los fantasmas del pasado con constantes miedos que proclaman desde sus cada día más vacíos Templos.
Hablando de esos fantasmas del pasado, historiográficamente está constatado que durante muchos años (siglos) una de las instituciones más temida lo fue, precisamente, la propia Iglesia.
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