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Hala, "¡lo díjo Blas... punto redondo!". Luego quieren que la política no se meta en los "temas" de la Iglesia pero... evidentemente, la Iglesia se mete en los asuntos de la política.
Pues a este sinverguenza de púrpura no le dedico ni un minuto más de mi tiempo, que se dedique a rezar por el rey y que también se apiade de mi impía conciencia.
Vamos a ver, eminencia, ilustrísima o lo que te dé la gana que te llame. Te llega a "pillar por banda" Jesucristo y te fustiga látigo en mano hasta detrás de las orejas.
Cada cual que piense lo que quiera pero... ¡joder, cómo ha cambiado el cuento!. Realmente, no es el creyente el que lo ha cambiado. El "cambiazo" viene de siglos atrás cuando una serie de príncipes de la Iglesia casados, con hijos de varias mujeres, dictadores, sanguinarios, metemiedos y follahijas se dedicaban a cargarse a los que ellos no consideraban hijos de Dios (esto no me lo invento yo o... ¿nadie ha visto o leído Los Borgia?).
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