LA CIFRA DEL DÍA-ALUCINANTE

132.517 €UROS. Y ES QUE, PARA VARIAR, NOS CUENTAN UNA PELÍCULAS QUE (ALGUNOS) NADIE SE LAS CREE. Aquí nos cuentan como los PP. Franciscanos que regentan el convento que custodian en Tierra Santa "enviaron" a la Casa Real agua del Río Jordán.

Que con dicha "agua bendita" el Cardenal-Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, bautizó a la infanta Sofía de Todos los Santos, y que fue aistido por el Arzobispo castrense Francisco Pérez González es una noticia objetiva. También lo es que dicho rito se hizo ante la pila bautismal de Sto. Domingo de Guzmán, la cual es una pieza románica del S.XII elaborada en piedra blanca sin tallar y recubierta en plata, también es una noticia objetiva.

Que dicha pila bautismal está exclusivamente reservada para "cristianar" Príncipes o Infantes de España ya no es tan cierto.

VAMOS POR PARTES: Primero, en dicha pila, la familia Franco-Polo bautizó -al menos- a 4 o 5 nietos (o "nietísimos" ...ya que eran nietos de "generalísimo").

En segundo lugar, los PP. Franciscanos no mandaron absolutamente nada, sino que un avión de carga "Hércules" de la Fuerza Aérea Española partió desde la Base Aérea de Getafe (provista de 8 tripulantes) con el único propósito de traer el agua bendita del Jordán que, en efecto, dichos religiosos tenían encargada para la real ocasión.

En tercer lugar, se trajeron exactamente unos 5 litros de agua bendita en una garrafa de plástico azul de las utilizadas por la marca comercial "Solán de Cabras".

Este dispositivo de "mensajería pública" en lo relativo al flete y a las horas empleadas por 1 jefe, dos oficiales, tres suboficiales del Ejército del Aire además de por 2 miembros de la Guardia Real asciende, exactamente a 132.517 €uros.

A esto se le deben sumar los fastos, ágape correspondiente para unas 160 personas invitadas (y eso que era en la "más estricta intimidad" además de Parque Móvil y SS. de Seguridad al uso.

Sobra decir que las fuentes son de total solvencia si bien, por el secreto profesional que me arrogo, jamás serían desveladas y, eso, gracias a la misma Carta Magna según la cual esa criatura es bautizada con rango de Infanta.