Que no me líen en Madrid. Yo no silbé a España ni a mis vecinos españoles. Yo silbé cuando entró en el recinto el heredero del heredero de Franco.Andan muy nerviosos en España. Más a partir del pasado 24-M y, de forma especial, esas gentes a los que les comienza a tambalear la silla, poltrona, sillón o lo que tengan encima de su moqueta. Todos cargos de designación política. Todos del PP. Amigos de, afiliados en..., hijos de fiscales designados a dedo y demás cuadrilla. Ahora, cómo no, al PP se le suma el ultra “sindicato de funcionarios” Manos Limpias.
De entrada, ya tiene lo suyo que la Comisión Antiviolencia estudie la posibilidad (dicen que de acuerdo con la legislación vigente) de imponer las sanciones que procedan ante supuestos hechos contrarios al ordenamiento jurídico referente a la última Final de la Copa del heredero de Franco, de alguien tan democráticamente designando Jefe del Estado sin pasar por una urna... o sea, por el aleatorio capricho de un espermatozoide. Lo que no logro entender es que el hecho de silbar (como yo hice) vaya contra el ordenamiento jurídico. De entrada, constitucionalmente, se puede -y se debe- entender un pacífico silbido como una reacción de protesta enmarcada dentro de la más elemental concepción de lo que entendemos como libertad de expresión.
El presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal (también, dedocráticamente colocado por el PP e hijo de un fiscal al que no le tenía como demasiado amigo de vascos ni de catalanes) adelantó tras la celebración de la reunión de la Permanente de la Comisión Antiviolencia que “estudiaba la posibilidad de imponer las sanciones procedentes”, como ha sido el caso tras la pitada al himno español el pasado sábado.
Presuntos salientes
A Cardenal, a Sánchez Camacho, a Soraya y a toda esa trouppe de presuntos salientes en sus cargos, se les debería recordar que la denuncia interpuesta contra unos individuos de ideología ultra, trabajadores o colaboradores de Alerta Digital TV, por graves insultos a las aficiones vasca y catalana, en efecto, fue admitida: se les impuso una sanción. El problema reside en que está cotejado que, a fecha miércoles, 27 de mayo, no habían ejecutado el abono de la sanción impuesta. La misma denuncia fue interpuesta ante el Juzgado de Instrucción de Guardia de la Audiencia Nacional. Sin noticias. Y hablo con conocimiento de causa. Si llega a ser al revés, si yo digo que “los españoles son unos cerdos y que habría que contagiarles a todos con el vírus del ébola”, en 24 horas me hubiesen imputado.
Volviendo a Cardenal, se lo advirtió a los clubes vasco y catalán y a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a través de una carta firmada por el citado y por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez (ambos cargos de designación política por el Partido Popular). Pero, al margen de que es la primera vez que se han adoptado actuaciones a este respecto, todo este affaire solo tiene evidentes tintes y matices de carácter político, además de ganas por contentar a quien no gana elecciones, ligas, Copas, Champions ni, por no ganar, Eurovisión. También, como se ha demostrado, a sectores como los que dice representar Manos Limpias, a lo que se denomina La Caverna mediática y a dos millones y medio de votos que el PP se ha dejado en la cuneta. ¿Cuneta? Bueno... dejemos lo de las cunetas y el PP.
Cualquiera diría que los reseñados cargos designados reciben órdenes de Esperanza Aguirre o, directamente del ABC o de 13 TV. Tampoco me extrañaría. Por Madrid hay quien dice que fue la derrotada lideresa una de las mentoras de Miguel Cardenal y de Francisco Martínez. Y voy a obviar qué ocurre con los cargos políticos que promueve Esperanza. Que yo sepa, de los nominados, nombrados y promovidos por esa señora, llegan a 62 los imputados y a 3 los condenados. Ya es mala suerte. Uno te puede salir rana, dos, tres... cinco si se quiere... Pero ¿65?
Al segundo de los anteriormente citados, al secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, recordarle que cualquier expresión pacífica no es constitutiva de delito o falta alguna. Lógicamente, tratamos sobre un cargo político designado a dedo por un ministro que ya no solo habla como Arias Navarro, sino que viste como él.
Y a Cardenal, enchufado que mantiene que si los aficionados han pitado el himno español, “va a existir una responsabilidad individual de las personas que hayan llevado a cabo este comportamiento” y que en el “ámbito disciplinario deportivo” la Comisión Antiviolencia “va a apurar todas las opciones que la legislación concede respecto al organizador del evento y los equipos participantes”, se le debe matizar lo siguiente:
En primer lugar, un tercio de los asistentes adquirieron entrada en Bilbao y otro tercio en Barcelona. No tienen por qué ser necesariamente socios ni del Athletic Club ni del Barça. Incluso hay gentes ajenas a sorteo alguno que han adquirido restos de entradas en taquilla. Pregunta, ¿Qué responsabilidad o culpa tienen esos clubes en el -en este caso legítimo- comportamiento de sus aficionados?
En segundo lugar, el tercer tercio del aforo en Barcelona correspondió a la Federación. En ese tercio de estadio se silbó. ¿Sancionarán también a la Federación Española de Fútbol?
Tercera cuestión: Independientemente de que pretendan dotar al himno de un grado de protección que no otorgan, por ejemplo, a La Marsellesa ¿En qué artículo de qué texto legal se cita como falta sancionable silbar a algo o alguien como acto de protesta por la razón que fuera?
Lo permitido no es sancionable
Son preguntas sin respuesta. Fundamentalmente porque no está prohibido silbar. Y, visto desde una óptica puramente jurídica, todo lo que no está prohibido está permitido. Y si está permitido no es sancionable.
Yo mismo silbé en la final de Copa. Pero que no se me líen en Madrid. Yo no silbé a España ni a mis vecinos españoles. Yo silbé cuando entró en el recinto el heredero del heredero de Franco. Tengan bien claro que si se celebra un evento al que asistiese un jefe de Estado electo (pongamos por caso un presidente de una futura República española) jamás lo hubiese hecho. Quizás no hubiese aplaudido, pero tampoco silbado. Y es que el no electo Borbón representa ese “todo” al que su padre (y el dictador que le nombró) denominaban “Una Grande y Libre”. Luego encabeza el problema para que pueblos como el vasco y catalán no podamos ejercer nuestro legítimo derecho a la libre determinación. Y, por representar, hasta es el “garante” de que vascos o catalanes no tengamos derecho ni a tener selecciones nacionales deportivas propias.
Así las cosas, ¿me van a sancionar por haber silbado la presencia (a modo de presidencia en el evento) de un personaje impuesto al igual que su padre por un golpista, militar sublevado y genocida? En mi caso, ¿tiene que pagar el Athletic Club por culpa de mi pacífica protesta? ¿Tiene esa medida coercitiva recorrido jurídico? Pues nada... Me llamo Iñigo Landa Larrazabal, soy mayor de edad y provisto por imperativo legal con el DNI Nº 22733783P y yo he silbado. Espero notificación del expediente sancionador. Lo vamos a pasar muy bien sres. Cardenal, Martínez y resto de designados por el perdedor PP. Y lo voy a seguir haciendo.
Por cierto. ¿Qué ha dicho sobre esto el presidente del Athletic Club, Josu Urrutia? ¿Qué dice sobre esto de las sanciones el Athletic Club? Porque algo, aunque sea por signos, debería decir ¿No? Aunque, visto el percal, esperaré sentado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario