Ussía y un coronel nos quieren rescatar.

En toda Europa no hay en ninguna de sus constituciones un artículo 8 como existe en la Constitución, española. Dice así:

Artículo 8-1 – Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

Esgrimiendo este artículo un grupo de militares golpistas organizaron el 23 de febrero de 1981 un golpe de estado y hoy con este artículo, nostálgicos del franquismo, quieren solucionar los conflictos, como en 1936, a tortas o a bombazos.

Y no lo digo a humo de pajas. Alfonso Ussía es un habitual insultador de la derecha española, uno de estos fachas de salón que no pierde oportunidad de ensalzar a su Juan III, un personaje que no dio golpe en su vida y que así lo llama faltando a la verdad histórica, pero que va más allá en sus habituales columnas en el diario, La Razón, donde no deja de insultar al nacionalismo vasco y a lo vasco en general.

De su último trabajo entresacamos lo siguiente: “Encarcelamos a los que roban gallinas y soltamos a los criminales terroristas por temor a un alboroto”.

Y sigue: “Tenemos unos sindicatos que quieren quemar la calle con el dinero que le damos, no voluntariamente, los chamuscados o incinerados por su brutalidad del siglo XIX. Tenemos una Oposición desleal y antidemocrática que no ha sabido perder las elecciones, y un Gobierno pusilánime, acomplejado y a todas luces, ineficaz. Tenemos una deuda con las víctimas del terrorismo, que en lugar de solventarla, la estamos aumentando con nuestra cobardía y silencio. Tenemos una nación maravillosa, España, masacrada por un Estado, su administrador, rotundamente nefasto. Tenemos a una derecha que empieza a esconderse y a una izquierda que vive con ochenta años de retraso. Tenemos una clase política -con excepciones-, singularmente lamentable”.

Pero esta cadena de lamentos, engarzados en esta salmodia fascista, que su tío el general Jaime Milans del Bosch ya esgrimió un 23 de febrero para intentar dar un golpe de Estado, tiene un final magnífico, un “apoteósico finale fortisissimo” o incluso “maestoso”, que podríamos decir.

Helo aquí: “Y tenemos a nuestros soldados en Afganistán y en el Líbano, allá donde son enviados, cumpliendo con un espíritu insuperable, cuando en realidad donde nos harían falta es en Guipúzcoa. Y eso es lo que quería decir y que nadie se atreve. Ya hemos cumplido con Afganistán. Vamos a cumplir con España, y a ver qué tal”.

Pero no es el único antidemocrático que llama al ejército a una Cruzada profiláctica. Ahí tenemos lo que acaba de decir un coronel retirado, que puede parecer una anécdota pero que refleja el sentimiento de un sector de un ejército que no ha asumido la democracia, que no quiere saber nada de la voluntad popular y que solo tiene claro que existe éste artículo 8.

La intervención de Catalunya lleva semanas encima de la mesa. Pero no todo el mundo habla de lo mismo. La Generalitat y el Gobierno, sí. En concreto, de un rescate de 5.023 millones de euros. Sin embargo, el teniente coronel de infantería del ejército español, Francisco Alamán Castro, se refiere a otra intervención. En una entrevista al confidencial Alerta Digital, el militar -jubilado en 2003- asegura que está dispuesto a responder con su propia vida para defender al Estado de una eventual independencia de Cataluña. “Por encima de mi cadáver”, fueron las palabras exactas.

La postura extrema de este teniente coronel recuerda a épocas pasadas, aunque no del todo superadas. Alamán no lo esconde. “Qué español de bien podría dejar de admirar a Francisco Franco, un español providencial que Dios regaló a España por evangelizar América”. Preguntado por si su inquietud por el asunto se debe a cierto interés por la política, el teniente coronel responde de esta manera: “Nunca me gustó la política. Mi padre decía que los políticos se dividían en dos clases: los “hijoputas” de izquierda y los “hijoputas” de derecha. Mi política es España”.

El caso es que la particular intervención de la que habla Alamán no solo ha causado revuelo social. En la arena política son muchos los protagonistas que han censurado su postura, aunque la secretaria general del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento catalán, María José García Cuevas, no solo no lo ha hecho, sino que en su cuenta de Facebook la ha defendido. “¿Por qué se escandalizan de que un coronel del Ejército español defienda la unidad de España? ¿Es que no se han leído el artículo 2 de la Constitución? Todos deberíamos defender la indisoluble unidad de la nación española”.

Pese a que la declaración se realiza a título personal en una cuenta privada, varios partidos políticos esperaban sentados la desautorización de algún dirigente popular. El diputado de ERC en el Congreso, Joan Tardà, además, anunció a través de Twitter que pedirá la comparecencia del ministro de Defensa, Pedro Morenés, ante unas declaraciones “amenazantes” contra Catalunya. Sin embargo, la petición no llegará a buen puerto.

El propio ministerio de Defensa ha anunciado que el autor de las amenazas ya no está vinculado al Ejército, de manera que sus “opiniones” resultan “irrelevantes”. Dos ejemplos del pasado mes. Y los dos con amplio eco en los medios.

Mientras, en Gran Bretaña, Cameron les dice a los escoceses que si quieren independizarse convoquen un referéndum y la única condición que les pone es para la claridad de la pregunta y mientras en Canadá, el partido independentista quebequés va a trabajar para tratar de convocar un referéndum sobre la autodeterminación de Quebec, aquí le tenemos a Ussía y a éste coronel, amenazando con el nefasto artículo 8 sin que nadie les haya llevado todavía a un frenopático. Igual la culpa no la tienen ellos. Desde luego la tienen quienes mantienen este antidemocrático artículo en la Constitución española.

Por si acaso. Como me dijo Bono sobre el cuartel de Araka en Vitoria. Está vacío pero hay que tenerlo. Por si acaso. ¿De verdad?

Iñaki Anasagasti, Debajo de la Palmera © humorenlared.com