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El informe provisional de 2009 hoy desmentido, plagado de errores e inexactitudes que han sido eficazmente rebatidas por los afectados, vertía sospechas sobre las actuaciones del equipo de gobierno municipal encabezado por Muguruza. Fue aireado con tintes escandalosos por la prensa regional y se constituyó en la base de gran parte de las actuaciones judiciales emprendidas contra el ex alcalde, según ha manifestado repetidas veces el mismo órgano judicial que las tramita.
Hay que recordar que estas actuaciones judiciales fueron también aireadas públicamente antes de que las conocieran los interesados, con despreciables fugas de información de los autos nunca aclaradas, destrozando públicamente la imagen personal de Muguruza y su equipo.
El Juzgado de Instrucción número 2 de Castro Urdiales, al recibir este informe provisional, pese a conocer necesariamente su carácter no definitivo, abrió basándose en el mismo una verdadera “causa general”: inició diligencias sobre las cuentas anuales, gestión de personal, gestión recaudatoria, gestión urbanística y gestión de contratos del Ayuntamiento de Castro Urdiales. Es decir, sobre toda la gestión municipal.
Habrá que ver cómo afecta a la instrucción y posterior tramitación de estos procedimientos el hecho incontestable de que la investigación se haya basado en el anteproyecto de informe que ha sido desmontado con las alegaciones municipales. Y habrá que ver qué consecuencias tiene el hecho de que el Tribunal de Cuentas considere que la única irregularidad contable que considera probada sea imputable a Rufino Díaz Helguera y, sobre todo, a Fernando Urruticoechea. Urruticoechea, ex interventor de Castro Urdiales, responsable según el tribunal de Cuentas de que al Ayuntamiento pagara de más a una constructora, ha participado en varios de estos pleitos como acusación particular. Está por ver si será tan ácido contra sus actuaciones probadas como lo ha sido acusando infundadamente a los demás.
Y sobre todo habrá que estar atentos a la reacción de los medios de comunicación que se han pasado los últimos años arrastrando por el suelo el buen nombre de personas inocentes. Si el objetivo de la persecución a Muguruza era eliminarle del mapa político, ya lo han conseguido. No será mucho pedir que por lo menos le restituyan su fama, la que corresponde a un hombre honrado.
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