Parece ser inminente la "colocación" o el nombramiento por parte del Alcalde de Bilbao (Iñaki Azkuna) de Julia Madrazo (Ezker Batua) como presidenta del Tribunal Económico-Administrativo de la Villa de Bilbao. Es éste Órgano uno supuestamente "independiente" si bien lo deja de ser cuando la designación de su máxima responsable se hace de la misma forma con la que se nombran los denominados "cargos políticos de designación" o "cargos de confianza".Hasta hace cuatro días, Julia Madrazo formaba parte del Equipo de Gobierno Municipal, con responsabilidad en Área propia en su calidad de edil por la formación política Ezker Batua, y ello, en virtud del acuerdo alcanzado por dicha formación y el Partido Nacionalista Vasco para la gobernabilidad de nuestra Villa. Hasta ahí, nada raro ni nada que objetar.
Desde el punto de vista de "lo personal", tampoco tengo reproche alguno ni contra Azkuna ni contra Madrazo, siendo dos personas con las que tengo escaso trato pero siempre cordial y afable. Y aclarado que en el plano personal son dos personas con las que, en mayor o menor medida simpatizo y a las que les deseo lo mejor, paso directamente al plano "político".
Julia Madrazo es una destacada dirigente de la formación política que "posibilitó" (de una forma antinatura, políticamente hablando) el acceso del Partido Popular al primer sillón de la Diputación Foral de Araba. Y ello, en detrimento del propio PNV dónde, sea dicho de paso, la actitud honesta y coherente del candidato jeltzale a Diputado General de ese Territorio Histórico (Xabier Agirre) le condujo a desistir con las gentes de Ezker Batua, siéndo estos los que imponían una serie de "condiciones" inaceptables para Agirre y para el propio propio PNV.
Cabe recordar que esas condiciones, maquilladas como una serie de políticas de empleo, formación juvenil, etc... quedaron destapadas por la triste realidad. Ezker Batua, para posibilitar (de nuevo), el acceso del PNV a la Diputación alavesa exijía a los nacionalistas 39 puestos de confianza y la intermediación en la negociación de un aval por un importe de unos 600.000 euros.
Así las cosas, no parece muy lógico que el PNV facilite absolutamente nada Ezker Batua, ni tan siquiera a título individual. Es más: conozco la opinión de algunos militantes nacionalistas que más o menos razonan algo parecido amén de que Ezker Batua se presentó por su cuenta en los últimos comicios Forales y Municipales, haciendo la consabida crítica a quién fuera su socio de Gobierno en Bilbao. Ya se sabe... todo vale por un voto. Lo cierto es que no obtuvieron representación municipal alguna y, según parece, no es ello obstáculo para que se le ofrezca un cargo de designación política en la persona de Madrazo.
Por otro lado, no deja de ser curioso que ese "rum-rum" no sólo se oiga en corrillos de militantes nacionalistas ya que, también, algún que otro comentario se ha podido oír entre la militancia de Ezker Batua.
También es cierta, por sabida, la "particular" autonomía de la Azkuna dispone dentro su partido, el PNV, para hacer y deshacer en su ámbito competencial y, evidentemente, puede esgrimir razones de confianza, de cercanía e incluso de valía personal de Madrazo, aspectos éstos que no seré yo quién los ponga en solfa. Tampoco seré yo quién censure que cada cual, en el ámbito de sus responsabilidades, es muy libre de hacer lo que quiera, como que tampoco voy yo a negar a nadie su derecho a "ganarse sus alubias" pero, eso sí, aplicando un mínimo de coherencia política.
Por último, y en relación a esa pretendida coherencia, procede fijarse en el plano profesional. Si Madrazo ha estado gestionando el Área de Urbanismo, ¿Cómo va a resolver reclamaciones contra el Área que ella misma dirigía? Esto no parece ser muy coherente que se diga ya que si firmó un expediente sancionador contra "X" y éste, no estando de acuerdo, decide recurrirlo, se va a encontrar con que quién debe resolver esa sanción es la misma persona que la impuso.
Así las cosas, los que -también- se ganan (o nos ganamos) las alubias presentando -entre otros- ese tipo de recursos previos a la vía judicial, siempre podremos alegar "colisión de intereses", si no una simple recusación por "conflicto de intereses".
En definitiva, el Alcalde puede nombrar a quién crea conveniente pero hay un montón de sitios creados (o, si se quiere, por crear) dónde encajar a sus gentes de confianza. Haciendo ésto opino que ha contribuido a un nombramiento que convierte a una persona en juez y parte.
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