Espías, Wikileaks y Medios de Comunicación (Por: José A. del Moral).

En Sustatu han descubierto que Oscar Beltrán de Otalora, ex periodista de El Correo fichado como jefe de Gabinete de la Diputación de Alava, aparece en los documentos de Wikileaks. Al parecer, era un confidente habitual del encargado de asuntos políticos de la Embajada de EE.UU. en Madrid sobre temas relacionados con ETA.

Pero aún hay más: Beltrán de Otalora fue espiado por la Ertzaintza en tiempos de Ibarretxe. ¿Por qué? La Consejería de Interior, que entonces dirigía Javier Balza, alegó que se estaban investigando determinadas filtraciones policiales que habían llegado al periodista. El asunto causó una enorme controversia en su momento. Como compensación, la Fundación de Víctimas del Terrorismo le entregó un premio poco después.

Sea como fuere, parece probado que Beltrán de Otalora es confidente de los americanos y que estaba especialmente protegido (“strictly protected”), supuestamente porque la información que pasaba estaba relacionada con ETA, que ha asesinado a varios periodistas. Sus amplios conocimientos sobre la materia explicaban presumiblemente su fichaje por los norteamericanos.

De ahí a calificar a Beltrán de Otalora como espía hay una gran distancia. Realmente hablaría de consultor, en la medida en que es este tipo de profesional el que vende su información por un precio. Eso sí, sus previsiones de 2006 sobre el duelo PNV-PSE no fueron muy acertadas: “Describió al PNV como un partido afectado por luchas personales e ideológicas que está claramente perdiendo terreno ante el avance de los socialistas y de los nacionalistas radicales”. Lo cierto es que Ibarretxe volvió a ganar en 2009. La magia se le da mejor.

Otro dato curioso: Beltrán de Otalora no es el único periodista vasco que aparece en los informes, que también citan al donostiarra Jesús María Zuloaga, subdirector de La Razón. En este caso, la información sí parece más cercana al espionaje, puesto que se aportan datos sobre las fuerzas de seguridad del Estado que obviamente sí proceden del Ministerio del Interior e incluso se reconoce su aportación de documentos confidenciales. Otra curiosidad: los servicios de información de EE.UU. escriben el nombre de Joseba Egibar como “Josepa Igiber”.

Aviso: no creo que me haya afectado al escribir esto, pero conviene advertir que yo trabajé en Vocento, donde si mi memoria no me traiciona, conocí a Beltrán de Otalora.