No es cuestión de entrar en el debate de alguien que no debe regir del todo bien, que ve movimientos de "rojos separatistas" en todos aquéllos apoyaban la ILP en Catalunya.
Pero a éste apólogo de la tortura animal, que más bien parece un clown reencarnado de Matías Prats si se le debe, al menos dejar bien claro esto: el Dr. José Enrique Zaldívar Laguía responde a la tesis del tal Molés éste, según la cual “el toro, durante la lidia, no sufre”.
Según la peculiar tesis de este tauricida, el toro sería un animal hormonalmente diferente y único, un mamífero extraordinario que no respondería al dolor como los otros animales... antes bien gozaría de la torturante y agonizante lidia en la plaza de toros... Lo dicho: un enfermo.
Habrá pues que recordarle lo que, dentro de lo que este tipo califica "Fiesta" suponen las "suertes" de la puya y la de las banderillas.
Habrá pues que recordarle lo que, dentro de lo que este tipo califica "Fiesta" suponen las "suertes" de la puya y la de las banderillas.
La puya es una vara con un cuchillo en forma cónica, que se entierra en el morrillo del toro, donde están los músculos que mueven el cuello. El fin de la puya es impedir los movimientos bruscos de la cabeza y "humillar" al animal haciendo que no pueda levantar la cabeza. Los taurófilos argumentan que el uso de la puya sirve para "descongestionar" al toro que está bravo y ofuscado por la lidia.
Sin embargo, lo que sucede con la tortura de la puya no es una simple descongestión porque el toro pierde hasta 10 litros de sangre en esta suerte, pues con el "barrenado" y el "mete-saca" se llega a hacer una herida 7,4 veces más profunda que lo normal.
Otra estadística es que sólo un 4,7% de los puyazos logran cortar los músculos del cuello y dejar el resto de la anatomía local intacta: lo que se suele cortar con los puyazos mal hechos son los músculos de las extremidades anteriores y tronco (por eso los toros suelen caerse). Como dato: el toro tiene 36 litros de sangre, más o menos... por lo que la suerte de varas lo hace perder un tercio de su líquido vital.
Por otro lado, las banderillas, arpones de hasta 16 mm.de largo, desgarran y cortan músculos, nervios y vasos sanguíneos. Empeoran la herida y el desangrado provocado por la puya, y hacen que el animal se desangre con más rapidez, fatigándolo y debilitándolo aún más.
Una cuántas de éstas y unos buenos puyazos le metería yo a éste descerebrado precisamente, por ahí: por dónde amargan los pepinos. Que se lo mire... ¡por favor!
1 comentario:
que asquerosidad de gente ,torturadores y complices de asesinos de animales ndefenso e inocentes , si este pais fuera un pais serio esta gentuza estaria juzgada por maltratio animal y estaria pudriendose en la carc,hijos de p.......................
Publicar un comentario