
Para políticos mediocres metidos a grandes políticos, para periodistas metidos a escritores, y para empresas de seguridad metidas a grandes empresas.
Ahora parece que sobran escoltas, como titulan en El Confidencial, y las firmas que se dedicaban a proteger a los amenazados quieren soltar lastre sin gastar mucho dinero, lo que lleva a sus empleados a denunciar un supuesto mobbing. La lectura de la pieza puede resultar indignante, aviso.
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