
A este historiador, que siempre ha estado al tanto de las presiones de todo tipo con las que La Zarzuela ha intentado someter a los diferentes editores que manifestaron su interés en publicar mis libros (especialmente el más reciente de ellos “Juan Carlos I el último Borbón”) consiguiendo que muchos de ellos renunciaran definitivamente a hacerlo, no le cabe la menor duda de que tras la fantasmal figura del historiador zaragozano, sacada a colación por la editorial Espasa Calpe para justificar su aprofesional renuncio, se esconde la larga mano de la Casa Real española que, una vez más, trata de actuar parapetada tras su inviolabilidad, su irresponsabilidad, su blindaje mediático e institucional y su impunidad para menoscabar y cercenar de un solo tajo la libertad de expresión de un profesional que se limita a ejercer su trabajo con honestidad y sentido de la historia.
"Harto ya de las trampas y zancadillas de su titular (un dios constitucional en toda regla) al que, por estar por encima de las leyes en el marco de esta democracia “sui géneris”, corrupta e imperfecta que “disfrutamos” los españoles, no se le pueden pedir responsabilidades de ningún tipo, no me queda otra opción que denunciar este hecho flagrante contra mi libertad de expresión y mis derechos como ciudadano a los medios de comunicación y a las fuerzas políticas de este país".
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