La recogida de firmas contra Regina Otaola como alcaldesa de Lizartza supera la cifra de los que votaron en las locales.En efecto, La alcaldesa ilegítima del PP en Lizartza, Regina Otaola, no cuenta con casi ningún apoyo en el municipio guipuzkoano que, según afirma ella misma, gobierna.
Lo hace gracias a los 27 votos que facilitaron que el PP se hiciera con la Alcaldía tras vetarse el concurso de ANV en los pasados comicios municipales de mayo de 2007. Entonces fueron 355 los vecinos de Lizartza que acudieron a las urnas: 186 fueron anulados (los correspondientes a la izquierda abertzale), otros 143 secundaron el llamamiento del PNV a votar en blanco, y sólo 27 fueron para la lista válida oficialmente del PP.
Ahora, sin embargo, han sido 402 los vecinos de Lizartza que con su rúbrica han exigido la dimisión de Regina Otaola como primera edil. Varios vecinos de Lizartza emprendieron hace dos meses una campaña en el Municipio para exigir que la gestión de la Alcaldía fuera delegada en los lizartzarras, así como para exigir la dimisión de Otaola como alcaldesa y denunciar la actitud totalmente antidemocrática cara a los convecinos de Lizartza.
El pasado sábado dieron por finalizada la campaña de recogida de firmas; una dinámica sobre la que han mostrado su alegría, ya que han sido 402 los lizartzarras que han secundado con su firma la iniciativa popular. Una cifra que supera a la participación electoral que hubo en mayor de 2007 y que se acerca mucho al censo electoral de la localidad guipuzcoana, que es de 500 personas.
También acudirán a Europa ya que, en una comparecencia realizada ayer por los promotores de la iniciativa popular, además de mostrar su alegría al constatar que «hemos conseguido unos resultados magníficos» dijeron que «con estas 402 firmas y con la legitimidad del deseo del Pueblo, acudiremos a las diferentes instancias y organizaciones de Euskal Herria y de Europa para denunciar la situación que vivimos y para que adquieran un compromiso con objeto de solucionarlo».
Agradecieron su participación a todos los que han rubricado la exigencia de dimisión de Regina Otaola, y a los que no lo han secundado les quisieron recordar que «el problema de Lizartza es de todos y que a todos nos atañe trabajar en pro del pueblo».
Para finalizar, los impulsores de la iniciativa popular mostraron su deseo de que más temprano que tarde llegue el día en el que «todos trabajaremos de forma conjunta» en el Ayuntamiento en que, a día de hoy, las riendas son llevadas por una dirigente ajena al pueblo y contraria a su ideología mayoritaria.
Como no podía ser de otra manera, la "cargo-impuesto" y no electo, salió a la palestra esta vez ya no para defender que al pueblo de Lizartza le guste ver la rojigualda ondeando en su balcón de la casa Consistorial (que, por cierto, no le gusta) sino para decir que le basta un sólo vecino que vaya a decirle que le han obligado a firmar el manifiesto a favor de su dimisión.
Tampoco sería de extrañar que empadronen a un militante popular de Ciudad Real (por decir un sitio) para que sea el que diga: "a mí me han obligado" y, de esta forma, volver a las tácticas victimistas del terror, la imposición, el miedo y toda esa parafrasalia que, Otaola, se la sabe "de carretilla".
Al menos, si empadronan a un castellano-manchego, que lo séa de forma voluntaria y legal... no vuelvan a traer a candidatos gallegos que no tenían ni repajonera idea que iban en listas populares en el País Vasco.
¿Alguien ha vuelto a saber algo de aquéllas fundamentadas denuncias? No nos volvamos locos. Otaola es una alcaldesa impuesta y no querida. Ahora bien, si en cumplimiento de no sé qué legislación "guante" (a medida) lo ha de ser bajo un manto de protección policial, pues que lo séa.
El Pueblo ya ha hablado (de hecho, lo hízo en las urnas, que es dónde debe de hablar). La voluntad de ese Pueblo fue y sigue siendo ninguneada. Pues bien, que la condecore Fraga o Martín Villa por mantener bajo palio el pendón Municipal. Si así es felíz Otaola, pues que también lo sea.
Ahora, que hagan formar a los vecinos a rendir honores a la bandera española y, el que no... al trullo... Joder, que estamos en el siglo XXI y Franco está criando malvas. Que le pongan el sillón de alcaldesa y su banderita en El Valle de los Caídos y que "se corra de gusto" pero... que deje de "tocar las pelotas" a una población que no la quiere ver ni en pintura.
Yo no soy de Lizartza. Si lo fuera, sin imposición o coacción alguna hubiese firmado esa propuesta. Y, ya que no lo soy, no me queda otro remedio que secundarla desde estas líneas.
Ninguna Ley, ninguna imposición con las banderas, ningún dogma de Estado va a hacer que los que NO nos sentimos españoles lo seamos. Eso, en teoría, se lleva en el corazón. Ni los checos, franceses o fineses se sintieron en su sía alemanes; tampoco los chinos se sentieron japoneses. Ahora, sí... vieron las banderas de los ocupantes colgadas de los balcones de sus respectivas Instituciones.
¿Alguien cree que yo me voy a sentir español porque a Azkuna (haciendo las cosas mal, como últimamente acostumbra debido a una especie de "empacho" de mayoría simple) le haya avocado una orden judicial que conlleva que la bandera española ondee en el Ayuntamiento de Bilbao?
Pues no. Yo NO me considero español y, por lo que a mi respecta, pueden poner banderitas por toda la Gran Vía (como en el aniversario del "alzamiento" golpista).
¿Cree -pues- Otaola que va a "españolizar" a los de Lizartza haciendo ondear tal enseña? Lo dudo... y mucho.
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