Hoy toca Blázquez, ese señor que además de obispo de Bilbao (por imperativo vaticano) es también presidente de la Conferencia Episcopal.
El pasado jueves, ni corto ni perezoso, con ese tono entre sarasa, insípido y palentino vino a a opinar sobre la situación política en Euskal Herria (y con ello crear la consiguiente corriente de opinión entre sus feligreses).
Siempre me he preguntado una cosa: ¿por qué la Iglesia no deja meter la política en sus templos cuando ellos se meten constantemente y sin reparos en política?
Rouco Varela, Sebastián o Cañizares son un claro ejemplo de lo que expongo. Ahora Blázquez les sigue el "rollito".
Así les luce el pelo a estos "bajopalio". Ya veo como cada día se abarrotan sus iglesias, sobre todo de gente joven. Ya veo como no paran de construir seminarios ya que tienen "Abarrotados" los existentes, ya veo...ya veo...
Y, es que, por otro lado, ese respeto que nos inculcaron "a hostias" ahora hay que "currárselo con la palabra, y esta debe ser la de Dios y no la del PP ya que parece que desde el púlpito nos dan mítines.
Evidentemente ese no es el "camino" (no es por citar una obra del fundadador Opus Dei) pero, puestos a hablar de política, se debían olvidar de si la gente folla con o sin condón y fijarse en colegas suyos como Alec Raid, el cual, en plena negociación con la cúpula de ETA fue conminado a bendecir la mesa. Eso es infundir respeto, paz y "buen rollo". Lo de los citados es precisamente lo contrario, es decir, falta de respeto, ausencia de paz y "rollo mazo chungo" que es así como se expresa la juventud que no pisa ni por asomo sus templos.
Por cierto, una amiga mía me llegó a decir que cuando el Padre Raid le cogió la mano llegó a sentir una sensación de paz interior que nunca había tenido.
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