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domingo, 30 de marzo de 2014

Prietas las filas, Txarli (Por Andoni Ortuzar)

txarli prietoCada día se nos hace más difícil entender a los dirigentes -para ser justos, a algunos dirigentes- del Partido Socialista de Euskadi. El otro día, en una entrevista en ‘Radio Euskadi’, decía que no me gustaba esa manera bipolar de hacer política que esta ejerciendo el PSE. Decía gráficamente que no se pueden dedicar los días pares a pactar y los impares a “ponerse a parir”. Pero, desgraciadamente, es la ducha escocesa a la que parecen querer obligarnos algunos dirigentes socialistas. En unas ocasiones, casi siempre en privado, su apuesta es la de acordar, pactar, intentar normalizar la vida política en Euskadi, pero -como en la casa del pobre- la alegría dura poco ya que, inmediatamente después y casi siempre en público, alguna voz socialista efectúa unas declaraciones que tienen por objeto zaherir de manera gratuita y grosera a EAJ-PNV o a las instituciones gobernadas por nuestro Partido. Pareciera como si el Partido Socialista necesitara para definirse como partido o proyecto político negar a EAJ-PNV en público, aunque luego en privado reconozca que su viabilidad política futura solo se asegure de la mano de un entendimiento con nuestro Partido. Y, claro, las dos cosas no pueden ser. Así es muy difícil fiarse, es muy difícil crear el mínimo de confianza para hacer acuerdos y que estos perduren.

La semana pasada el objeto de las inventivas socialistas era la acción del Gobierno vasco, de su lehendakari y de su portavoz. Esta semana le toca a nuestro portavoz parlamentario, Joseba Egibar, ser la diana de los dardos socialistas, lanzados de la mano de su secretario general en Araba.

La cosa había empezado el pasado sábado en una tertulia radiofónica. Iba oyéndola mientras me dirigía al tanatorio donde íbamos a dar el último adiós a Iñaki Azkuna, y juro que pensé en aquel momento que, al menos, nuestro querido Iñaki no iba a tener que pasar aquel bochorno. De verdad fue bastante bochornoso no ya el contenido, sino el tono chulesco y misógino con el que Txarli Prieto se dirigió a nuestra parlamentaria María Eugenia Arrizabalaga. Ayer insistió en su error y buscó además subir el tono y la trascendencia de su ataque. Vamos, que lo del sábado no fue producto de una obcecación, de uno de esos días malos que todos tenemos. O si lo fue, Txarli, orgulloso de su hombrada, decidió seguir esa contumaz costumbre tan arraigada desde El Cid hasta hoy en España de "mantenella y no enmendalla".

Hay tres planos desde los que quiero abordar lo dicho, o más bien, arrojado por Prieto.

Primero el tono faltón y amenazante, la violencia verbal y escrita, con la que se ha expresado. Impropio de esa nueva manera de hacer política en la nueva Euskadi, y mucho menos dirigiéndose al Partido con el que uno quiere establecer relaciones normalizadas y llegar a acuerdos.

Segundo, la vía utilizada, el intento de descalificación de uno o varios dirigentes de otro Partido, en este caso EAJ-PNV, y su intento de puesta en ridículo, su intento de enfrentarles además con la supuesta línea política de su Partido. ¿Quién y él para intentar buscar disensiones en otros Partidos? ¡Hay que tener valor!

Y tercero, la polémica en sí que Prieto quiere "colar" en torno al derecho a decidir en el inicio del debate de la ponencia sobre el autogobierno que el jueves se constituirá. Contra todo lo hablado y acordado con los más altos representantes de su Partido y del resto de formaciones. Recordarán todos cómo en nuestra propuesta inicial se establecieron dos partes muy diferenciadas para los trabajos de la ponencia. Una primera de análisis de lo que ha supuesto el autogobierno vasco estos años, de sus bondades y carencias, de su azarosa vida y de las potencialidades que tiene, además de buscar el contraste con expertos propios y extranjeros que nos ayuden a ver nuestro futuro jurídico-político. Y una segunda fase posterior, en la que sobre la base de esa primera reflexión, cada partido aporte su modelo o sus propuestas de cara a la modificación del Estatuto y la configuración del nuevo status. ¿Por qué quiere subvertir ahora Prieto ese esquema que fue acordado con su Partido? ¿Qué persigue intentando prender un fuego incluso antes de que se forme la ponencia? ¿Quiere hacerle el caldo gordo a Bildu, en línea con su defensa de que el futuro del PSE pasa por la alianza con la izquierda Abertzale? ¿Va por libre o ese es el estilo que el PSE va a llevar a la ponencia? ¿Alguien está preparando el terreno desde ya para dar la “espantada” de esta ponencia como se hizo con la Ponencia de Paz y Convivencia?

Sea lo que sea, sí quiero aclararle al parlamentario socialista Prieto que, cuando llegue el momento oportuno, EAJ-PNV defenderá en la ponencia, como lo ha hecho y lo seguirá haciendo en todas las instituciones, el derecho de los vascos a decidir su futuro, el reconocimiento de este derecho y de su ejercicio. Es algo que forma parte de nuestro acervo ideológico, y no por la identidad nacionalista de nuestro Partido, sino por nuestro profundo sentido democrático. El derecho a decidir es, ante todo, un derecho democrático. Estamos dispuestos a pactar su definición, estamos dispuestos a pactar su ejercicio, pero no vamos a aceptar su negación. No soy partidario de la imposición como instrumento político. No me gusta ni tan siquiera cuando la imposición viene respaldada por la mayoría. Entenderá el señor Prieto que me guste aún menos la imposición de una minoría sobre la mayoría social de un País. Y hoy, la posición defendida por él está en clara minoría no solo en el Parlamento Vasco, sino especialmente en la sociedad vasca a la ambos representamos. Por lo tanto, ni imposiciones ni limitaciones al debate mientras se haga conforme a la legalidad, tal y como se dice en el acuerdo parlamentario que dio origen a la ponencia.

Volvemos a expresar nuestra disposición al diálogo, al acuerdo, a ensanchar los consensos para que el nuevo estatus tenga más apoyo que el obtenido por el Estatuto de Gernika. Vamos a hacer todo el esfuerzo que esté en nuestra mano para que así sea. Pero para que salga bien, algunos quizás van a tener que estar con la boca cerrada.

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