viernes, 30 de abril de 2010

EL AUTOBÚS DEL INSERSO...

En un autobús del Inserso, repleto de ancianos, una abuelita se levanta de su asiento, le toca el hombro al chófer y le ofrece un buen puñado de cacahutes sin cáscara.

El chófer, sorprendido, le da las grácias y se los come con agrado.

Cinco minutos después, la abuelita repite. El chófer vuelve a agradecerle el gesto y se los come.

Al cabo de unos diez puñados, el chófer ya no puede más y le pregunta:

- Digame abuelita... es muy gentil de su parte atiborrarme a cacahutes pelados pero ¿Usted no cree que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amiguitas no querrían unos pocos?

- No joven. Son Conguitos pero, como no tenemos dientes, les chupamos sólo el chocolate...

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