
Al menos es eso lo que se clama y desea por parte de la ciudadanía.
La Justicia, de vez en cuando, hace de eso… de Justicia… para acallar al pueblo llano.
El auténtico cachondeo del que fuimos testigos con el caso del homicida Farruquito (que por cierto, sale de permiso en febrero) ha de ser “tapado” con una sentencia ejemplarizante.
Por ello, a estos dos pilotos de pruebas por vía urbana, que se han cargado (así… por qué sí… por las buenas… por una apuesta…) a un matrimonio que circulaba tranquilamente en su utilitario por las calles de Vigo, les debe caer de golpe todo el peso de una Ley suministrada de una forma más o menos inoperante por togados que se hacen llamar juzgadores.
Si los muertos hubiesen sido mis padres, garantizo a ese par de individuos que, de forma directa, me los cargo y luego me entrego en la comisaría más próxima. Iría a prisión, allí sería un respetado “kíe” entre los compañeros internos reclusos, seguramente me indultaría un Consejo de Ministros y ello – es de esperar- con la celeridad con la que han tratado a un bailaor homicida por muchos beneficios penitenciarios que se puedan ofrecer por dar clases en un puto tablao.
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